Löydetty 429 Tulokset: Siete Cabezas

  • Porque el poder de los caballos está en sus bocas y en sus colas; sus colas, parecidas a las serpientes, tienen cabezas, de las que se sirven para dañar. (Apocalipsis 9, 19)

  • y gritó con voz potente, como el rugido del león. Cuando gritó, los siete truenos hicieron oír sus voces. (Apocalipsis 10, 3)

  • Cuando hablaron los siete truenos, me dispuse a escribir; pero oí una voz del cielo, que decía: "Ten en secreto lo que han dicho los siete truenos, y no lo escribas". (Apocalipsis 10, 4)

  • En aquel momento se produjo un gran terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad, y en el cataclismo perecieron siete mil personas. Los supervivientes, llenos de terror, dieron gloria al Dios del cielo. (Apocalipsis 11, 13)

  • Otra señal apareció en el cielo: un dragón color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos; sobre sus cabezas, siete diademas; (Apocalipsis 12, 3)

  • Entonces vi surgir del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas; sobre sus cuernos tenía diez diademas, y sobre sus cabezas nombres blasfemos. (Apocalipsis 13, 1)

  • Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su llaga mortal había sido curada. Toda la tierra, maravillada, seguía a la bestia. (Apocalipsis 13, 3)

  • Vi en el cielo otra señal grande y maravillosa: siete ángeles, que tenían en las manos las siete últimas plagas, porque con ellos se termina la ira de Dios. (Apocalipsis 15, 1)

  • y los siete ángeles que tenían las siete plagas salieron del templo vestidos de lino puro y brillante y ceñidos con cinturones de oro. (Apocalipsis 15, 6)

  • Entonces uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 15, 7)

  • El templo se llenó del humo que salía de la gloria de Dios y de su poder. Nadie podía entrar en el templo hasta la consumación de las siete plagas de los siete ángeles. (Apocalipsis 15, 8)

  • Oí una voz que salía del templo y decía a los siete ángeles: "Id y verted sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios". (Apocalipsis 16, 1)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina