Löydetty 11 Tulokset: ataque

  • Cuando un enemigo os ataque en vuestro propio terreno y tengáis que salir a la guerra, las trompetas darán toques vibrantes: el Señor se acordará de vosotros y os veréis libres de vuestros enemigos. (Números 10, 9)

  • Entonces Caleb prometió: "A quien ataque y tome Quiriat Séfer, le daré por mujer a mi hija Acsá". (Jueces 1, 12)

  • Viendo que nadie me socorría, expuse mi vida, ataqué a los amonitas y el Señor los entregó en mi mano. ¿Por qué venís ahora a hacerme la guerra?". (Jueces 12, 3)

  • Los filisteos se lanzaron al ataque y derrotaron a los israelitas, que huyeron a la desbandada. Fue una gran derrota. Cayeron treinta mil hombres de la infantería israelita, (I Samuel 4, 10)

  • Joab con su ejército se lanzó al ataque contra los sirios y éstos huyeron ante él. (II Samuel 10, 13)

  • Joab y su ejército se lanzaron al ataque contra los sirios, y éstos huyeron ante ellos. (I Crónicas 19, 14)

  • cuando Alcimo tuvo un ataque y quedaron suspendidas las obras. Se le cerró la boca y quedó paralizada, de modo que no podía hablar ni dar órdenes en su casa. (I Macabeos 9, 55)

  • Acampó junto a Jafa, pero los de la ciudad le cerraron las puertas porque había allí una guarnición de Apolonio. Comenzó el ataque. (I Macabeos 10, 75)

  • Demetrio se refugió en su palacio, mientras los ciudadanos ocupaban las calles de la ciudad y comenzaban el ataque. (I Macabeos 11, 46)

  • El pueblo, ante el ataque de los de Lisímaco, reaccionó con piedras y palos, y hasta recogían del suelo tierra para arrojarla contra los que rodeaban a Lisímaco. (II Macabeos 4, 41)

  • Lo que voy a decir, no lo diré inspirado por el Señor, sino como un ataque de locura, en la seguridad de que tengo también de qué presumir. (II Corintios 11, 17)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina