Löydetty 217 Tulokset: carne

  • Y a Amasá le diréis: ¿No eres tú hueso mío y carne mía? Que Dios me castigue si no te hago jefe de mi ejército para siempre en lugar de Joab". (II Samuel 19, 14)

  • Los cuervos le traían pan por la mañana y carne por la tarde, y bebía del torrente. (I Reyes 17, 6)

  • Se apartó de Elías, tomó la yunta de bueyes y la inmoló; y con los aperos de los bueyes coció la carne y la repartió a la gente para que la comiera. Luego se levantó, siguió a Elías y fue su servidor. (I Reyes 19, 21)

  • Cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestiduras y, como pasaba sobre la muralla, la gente vio que llevaba interiormente el cilicio a raíz de la carne. (II Reyes 6, 30)

  • Volvieron a comunicárselo a Jehú, el cual dijo: "Es el oráculo que el Señor pronunció por medio de su siervo Elías, el tesbita, diciendo: En la heredad de Yezrael comerán los perros la carne de Jezabel; (II Reyes 9, 36)

  • Todos los israelitas fueron a Hebrón a decir a David: "Mira, nosotros somos hueso de tu hueso y carne de tu carne. (I Crónicas 11, 1)

  • y distribuyó a todos los israelitas presentes, hombres y mujeres, una torta de pan a cada uno, un pedazo de carne y un racimo de uvas pasas. (I Crónicas 16, 3)

  • Con él no hay más que brazos de carne; con nosotros está el Señor, nuestro Dios, pronto a socorrernos y combatir nuestros combates". El pueblo cobró ánimo con las palabras de Ezequías, rey de Judá. (II Crónicas 32, 8)

  • Nuestra carne es igual que la de nuestros hermanos; nuestros hijos son como los suyos; y, sin embargo, nos vemos obligados a someter nuestros hijos y nuestras hijas a la esclavitud. Algunas de nuestras hijas son ya esclavas, sin que podamos impedirlo, ya que nuestros campos y nuestras viñas pertenecen a otros". (Nehemías 5, 5)

  • para abrir la boca de los gentiles, que alabarán a sus ídolos y engrandecerán para siempre a un rey de carne. (Ester 14, 10)

  • Pero extiende tu mano y toca sus huesos y su carne. Verás si no te maldice a la cara". (Job 2, 5)

  • El viento azotó mi rostro, se erizaron los pelos de mi carne. (Job 4, 15)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina