Löydetty 851 Tulokset: columnas del templo

  • En el lado norte llevaba cincuenta metros de cortinas y veinte columnas con sus respectivas basas de bronce. Los garfios de las columnas y sus anillos eran de plata. (Exodo 38, 11)

  • En el lado oeste llevaba veinticinco metros de cortinas y diez columnas con sus respectivas basas. Los garfios de las columnas y sus anillos eran de plata. (Exodo 38, 12)

  • siete metros y medio de cortinas con sus tres columnas y sus tres basas, (Exodo 38, 14)

  • las basas para las columnas eran de bronce; sus garfios y sus anillos y la moldura de sus capiteles, de plata. Todas las columnas del atrio llevaban anillos de plata. (Exodo 38, 17)

  • Sus cuatro columnas y sus cuatro basas eran de bronce; y los garfios, el revestimiento de sus capiteles y los anillos, de plata. (Exodo 38, 19)

  • Con el resto se hicieron los garfios de las columnas, se recubrieron de oro sus capiteles y se las rodeó de anillos. (Exodo 38, 28)

  • Entonces presentaron a Moisés el tabernáculo, la tienda y todos sus utensilios: los garfios, las barras, los travesaños, las columnas, las basas, (Exodo 39, 33)

  • las cortinas del atrio, sus columnas y sus basas; la cortina de la entrada del atrio, sus cuerdas y sus estacas y todos los utensilios del servicio del tabernáculo para la tienda de la reunión; (Exodo 39, 40)

  • lo instaló Moisés poniendo los tablones, las barras, los travesaños, y levantó las columnas. (Exodo 40, 18)

  • "Si un individuo comete un sacrificio pecando por inadvertencia contra los derechos sagrados del Señor, presentará al Señor, como sacrificio de reparación, un carnero del ganado sin defecto, valorado y calculado en plata, según la tasa oficial del templo. (Levítico 5, 15)

  • Los hijos de Merarí estaban encargados de los tablones de la tienda, de sus barras, columnas, basas, de todos sus accesorios con todo su servicio, (Números 3, 36)

  • así como de las columnas que rodeaban el atrio, sus basas, clavos y cuerdas. (Números 3, 37)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina