Löydetty 931 Tulokset: cuarenta años en el desierto

  • Una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años y que había gastado en médicos toda su fortuna sin que ninguno pudiera curarla, (Lucas 8, 43)

  • Luego me diré: Tienes muchos bienes almacenados para largos años; descansa, come, bebe y pásalo bien. (Lucas 12, 19)

  • Dijo al viñador: Hace ya tres años que vengo a buscar higos en ella y no los encuentro. Córtala. ¿Por qué va a ocupar un terreno inútilmente? (Lucas 13, 7)

  • Había allí una mujer poseída de un espíritu inmundo, que la tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada y no podía de ninguna manera enderezarse. (Lucas 13, 11)

  • Y a esta mujer, que es una hija de Abrahán, a la que Satanás tenía atada desde hace dieciocho años, ¿no se la puede soltar de su atadura en sábado?". (Lucas 13, 16)

  • Él contestó a su padre: Hace ya tantos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca me has dado ni un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos. (Lucas 15, 29)

  • Dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor" (como dijo el profeta Isaías). (Juan 1, 23)

  • Los judíos replicaron: "Cuarenta y seis años se tardó en construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?". (Juan 2, 20)

  • Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así será levantado el hijo del hombre, (Juan 3, 14)

  • Había allí un hombre, enfermo hacía treinta y ocho años. (Juan 5, 5)

  • Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo". (Juan 6, 31)

  • Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron. (Juan 6, 49)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina