Löydetty 429 Tulokset: distribución de sacerdotes

  • Los encargados de tocar las trompetas serán los descendientes de Aarón, los sacerdotes. Es ley perpetua para vosotros y vuestros descendientes. (Números 10, 8)

  • Elegiréis también un jefe de cada tribu para la distribución de la tierra. (Números 34, 18)

  • y te presentarás a los sacerdotes levitas y al juez en funciones, y los consultarás para que ellos dicten la sentencia. (Deuteronomio 17, 9)

  • Cuando suba al trono deberá escribir en un rollo, para uso propio, una copia de esta ley, según el ejemplar que está en poder de los sacerdotes levitas. (Deuteronomio 17, 18)

  • Los sacerdotes levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad como los demás israelitas; vivirán de las carnes de los sacrificios y del patrimonio del Señor. (Deuteronomio 18, 1)

  • Éstos son los derechos de los sacerdotes sobre el pueblo, sobre los que ofrecen un sacrificio de ganado mayor o menor: se dará al sacerdote la pierna, la mandíbula y el cuajar, (Deuteronomio 18, 3)

  • los dos interesados en la causa se presentarán ante el Señor, ante los sacerdotes y jueces en funciones en ese momento; (Deuteronomio 19, 17)

  • Intervendrán después los sacerdotes levitas, ya que a ellos los eligió el Señor, tu Dios, para que le sirvan y bendigan en su nombre, y suya es también la decisión en caso de litigios y lesiones. (Deuteronomio 21, 5)

  • En caso de lepra, observad con exactitud y poned en práctica todo lo que os han enseñado los sacerdotes levitas. Procurad cumplir todo lo que yo les he ordenado. (Deuteronomio 24, 8)

  • Después Moisés y los sacerdotes levitas dijeron a todo Israel: "Guarda silencio y escucha, Israel. Hoy te has convertido en el pueblo del Señor, tu Dios. (Deuteronomio 27, 9)

  • Moisés escribió luego esta ley y la entregó a los sacerdotes levitas, que llevaban el arca de la alianza del Señor, y a todos los ancianos de Israel. (Deuteronomio 31, 9)

  • y dieron al pueblo la siguiente orden: "Cuando veáis que los sacerdotes levitas se disponen a llevar el arca de la alianza del Señor, vuestro Dios, poneos en marcha y seguidla. (Josué 3, 3)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina