Löydetty 599 Tulokset: fruto del Espíritu

  • La tierra era soledad y caos, y las tinieblas cubrían el abismo; y el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. (Génesis 1, 2)

  • Y añadió: "Yo os doy toda planta sementífera que hay sobre la superficie de la tierra y todo árbol que da fruto conteniendo simiente en sí. Ello será vuestra comida. (Génesis 1, 29)

  • La mujer respondió a la serpiente: "Nosotros podemos comer del fruto de los árboles del jardín. (Génesis 3, 2)

  • Sólo del fruto del árbol que está en medio del jardín nos ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis siquiera, bajo pena de muerte". (Génesis 3, 3)

  • La mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió; dio también de él a su marido, que estaba junto a ella, y él también comió. (Génesis 3, 6)

  • El Señor dijo: "Mi espíritu no permanecerá por siempre en el hombre, porque es de carne. Sus días serán ciento veinte años". (Génesis 6, 3)

  • Y el Faraón les dijo: "¿Encontraremos un hombre en quien esté el espíritu de Dios como en éste?". (Génesis 41, 38)

  • Pero él no se inmutó, porque no les creía. Cuando ellos le contaron todo lo que José les había dicho y cuando vio los carros que José enviaba para llevarlo, el espíritu de Jacob, su padre, reaccionó. (Génesis 45, 27)

  • Cuando acabó de dar estas órdenes a sus hijos, recogió sus pies en la cama, entregó su espíritu y se reunió con los suyos. (Génesis 49, 33)

  • Durante seis años sembrarás tu tierra y recogerás su fruto. (Exodo 23, 10)

  • Pero el séptimo la dejarás descansar, sin cultivarla, para que coman los pobres de su fruto, y lo que quede lo coman las bestias del campo. Lo mismo harás con tu viña y tu olivar. (Exodo 23, 11)

  • Guardarás también la fiesta de la siega, de las primicias de tus trabajos, de lo que hayas sembrado en el campo. Y la fiesta de la recolección, al terminar el año, cuando recojas de los campos el fruto de tus fatigas. (Exodo 23, 16)


“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina