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Bien sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas; (Génesis 31, 6)
Será tu lugarteniente Josué, hijo de Nun, quien entrará. Infúndele fuerzas, pues será él quien habrá de poner a Israel en posesión de la tierra. (Deuteronomio 1, 38)
Ama al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. (Deuteronomio 6, 5)
Pues esta ley que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas, ni está fuera de tu alcance. (Deuteronomio 30, 11)
El Señor saldrá en defensa de su pueblo, tendrá misericordia de sus siervos, cuando vea que se agotan sus fuerzas y que no queda entre ellos ni esclavo ni libre. (Deuteronomio 32, 36)
Cuando suene el cuerno de carnero y vosotros oigáis el sonar de las trompetas, todo el pueblo dará con todas sus fuerzas el grito de guerra. Entonces las murallas de la ciudad se derrumbarán, y el pueblo la asaltará, cada uno de frente". (Josué 6, 5)
El pueblo gritó, y las trompetas sonaron. Cuando el pueblo oyó el sonido de las trompetas, se puso a gritar con todas sus fuerzas, y las murallas de la ciudad se derrumbaron; entonces el pueblo se lanzó al asalto, cada uno de frente, y la tomaron. (Josué 6, 20)
Entonces Sansón invocó al Señor así: "Señor, Señor, te lo suplico, acuérdate de mí. Dame las fuerzas tan sólo una vez más, y de un solo golpe me vengaré de todos los filisteos por la pérdida de mis ojos". (Jueces 16, 28)
Y gritó: "Muera yo con los filisteos". Se agarró con todas sus fuerzas, y el edificio se derrumbó sobre los jefes y sobre todo el pueblo que estaba allí. Fueron más los que mató al morir que los que había matado durante su vida. (Jueces 16, 30)
El quinto día se levantó de madrugada para irse, pero el padre de la joven le dijo: "Come algo antes de salir para recobrar las fuerzas". Y así se les pasó el tiempo, hasta declinar el día, comiendo los dos juntos. (Jueces 19, 8)
Saúl cayó repentinamente en tierra todo lo largo que era, pues las palabras de Samuel le habían llenado de terror; además le faltaron las fuerzas, porque no había comido nada durante todo el día y toda la noche. (I Samuel 28, 20)
Y ahora, dígnate obedecer también tú a tu sierva: te voy a traer algo de comer; come y recupera fuerzas para proseguir tu camino". (I Samuel 28, 22)