Löydetty 1193 Tulokset: honrar padre y madre

  • Sus hermanos le tenían envidia, mientras que su padre daba vueltas al asunto. (Génesis 37, 11)

  • Sus hermanos habían ido a pastorear las ovejas de su padre a Siquén. (Génesis 37, 12)

  • Y añadió: "No derraméis sangre; echadlo a esa cisterna solitaria, pero no pongáis las manos en él". Era para librarlo de sus manos y devolverlo luego a su padre. (Génesis 37, 22)

  • Y mandaron a su padre la túnica de mangas largas con estas palabras: "Esto es lo que hemos encontrado; mira a ver si es o no la túnica de tu hijo". (Génesis 37, 32)

  • Sus hijos y sus hijas fueron todos a consolarle, pero él rechazó todo consuelo y dijo: "Quiero bajar de luto a la tumba con mi hijo". Y su padre lo lloró. (Génesis 37, 35)

  • Entonces Judá dijo a su nuera: "Vuelve como viuda a la casa de tu padre, hasta que se haga mayor mi hijo Selá". Él se decía: "No sea que muera también él como sus hermanos". Tamar volvió a casa de su padre. (Génesis 38, 11)

  • José dio al primero el nombre de Manasés, "porque Dios, dijo, me ha hecho olvidar toda mi pena y toda la familia de mi padre". (Génesis 41, 51)

  • Todos nosotros somos hijos de un mismo padre, somos hombres de bien, tus siervos no son espías". (Génesis 42, 11)

  • Ellos respondieron: "Tus siervos somos doce hermanos, todos hijos de un mismo padre en la tierra de Canaán; el más joven se ha quedado con nuestro padre y el otro no vive ya". (Génesis 42, 13)

  • Llegaron donde su padre Jacob, en la tierra de Canaán, y le contaron todo lo que les había ocurrido: (Génesis 42, 29)

  • Somos doce hermanos hijos de un mismo padre; uno ya no vive y el menor se ha quedado con nuestro padre en la tierra de Canaán. (Génesis 42, 32)

  • Cuando vaciaron los sacos, cada uno encontró en su saco la bolsa del dinero. Al verlas, su padre y ellos se echaron a temblar. (Génesis 42, 35)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina