Löydetty 125 Tulokset: mesa preparada

  • De su nueva mujer tuvo a Yobab, Sibiá, Mesá, Malcón, (I Crónicas 8, 9)

  • los manjares de su mesa, el ordenamiento jerárquico de sus cortesanos, el comportamiento y el uniforme de sus camareros, sus provisiones de bebidas y los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada y (II Crónicas 9, 4)

  • Ofrecen diariamente holocaustos al Señor, mañana y tarde, queman perfumes aromáticos, ponen los panes de la proposición sobre la mesa limpia y encienden todas las tardes el candelabro de oro con sus lámparas; seguimos cumpliendo las disposiciones del Señor, nuestro Dios, que vosotros habéis abandonado. (II Crónicas 13, 11)

  • Se presentaron entonces al rey Ezequías y le dijeron: "Hemos purificado todo el templo, el altar de los holocaustos y todos sus utensilios, la mesa de los panes de la proposición con todos sus accesorios; (II Crónicas 29, 18)

  • A mi mesa se sentaban los judíos y los prefectos, ciento cincuenta hombres, aparte de los que venían de los pueblos limítrofes. (Nehemías 5, 17)

  • Como la mesa estaba preparada para mí con alimentos abundantes, dije a mi hijo Tobías: "Hijo mío, ve en busca de un pobre de entre nuestros compatriotas cautivos en Nínive que de veras se acuerde del Señor, y tráelo a comer conmigo. Espero hasta que vuelvas". (Tobías 2, 2)

  • Se lavaron y se sentaron a la mesa. Tobías dijo a Rafael: "Hermano Azarías, di a Ragüel que me dé a mi pariente Sara por esposa". (Tobías 7, 9)

  • A buena hora se pusieron en camino y llegaron a la boda. Al entrar en casa de Ragüel, encontraron a Tobías sentado a la mesa. Se levantó y saludó a Gabael, que se echó a llorar y lo bendijo así: "¡Hombre bueno y honrado, hijo de un hombre honrado, justo y limosnero! Que el Señor te bendiga con bendiciones celestiales a ti, a tu mujer, a su padre y a su madre. Bendito sea Dios, que he visto a Tobías tan parecido a mi primo Tobit". (Tobías 9, 6)

  • Jamás tu sierva ha comido en la mesa de Amán, ni ha honrado con su presencia los convites del rey, ni ha bebido del vino que ofrece a sus dioses. (Ester 14, 17)

  • ¿No decían las gentes de mi tienda: "Quién no ha quedado saciado en su mesa"? (Job 31, 31)

  • A ti también te arrancará de las fauces de la angustia, en lugar amplio te pondrá sin estrecheces, y de tu mesa desbordará la grasa. (Job 36, 16)

  • Me preparas una mesa ante mis enemigos, perfumas con ungüento mi cabeza y me llenas la copa a rebosar. (Salmos 23, 5)


“Como é belo esperar!” São Padre Pio de Pietrelcina