Löydetty 157 Tulokset: moab

  • Booz dijo al pariente: "Noemí ha vuelto del país de Moab y ha puesto en venta el campo de nuestro hermano Elimélec. (Rut 4, 3)

  • Pero ellos se olvidaron del Señor, su Dios, y él los entregó en manos de Sísara, jefe de los ejércitos de Jasor, en manos de los filisteos y en manos del rey de Moab, que les hicieron la guerra. (I Samuel 12, 9)

  • Una vez que Saúl tomó posesión del reino de Israel, hizo la guerra a todos sus enemigos de alrededor: Moab, los amonitas, Edón, el rey de Sobá y los filisteos. Y siempre salía victorioso. (I Samuel 14, 47)

  • De allí David fue a Mispá de Moab, y dijo al rey de Moab: "Permite que mis padres se queden con vosotros hasta que sepa lo que Dios quiere de mí". (I Samuel 22, 3)

  • Él los dejó con el rey de Moab, y permanecieron con él todo el tiempo que David estuvo en el refugio. (I Samuel 22, 4)

  • Edón, Moab, los amonitas, los filisteos, Amalec y el botín de Hadadézer, hijo de Rejob, rey de Sobá. (II Samuel 8, 12)

  • Benayas, hijo de Yehoyadá, hombre valiente y rico en hazañas, de Cabseel, fue el que mató a los dos héroes de Moab; fue también el que bajó a la cisterna y mató en ella a un león un día de nieve. (II Samuel 23, 20)

  • En el monte que está enfrente de Jerusalén construyó un santuario a Camós, ídolo repugnante de Moab, y a Milcón, ídolo repugnante de los amonitas. (I Reyes 11, 7)

  • Porque me ha abandonado a mí y ha adorado a Astarté, diosa de los sidonios; a Camós, dios de Moab, y a Milcón, dios de los amonitas, y no ha seguido mis caminos, haciendo lo que es recto a mis ojos, ni ha guardado mis leyes y mis mandamientos, como su padre David. (I Reyes 11, 33)

  • Después de la muerte de Ajab, Moab se rebeló contra Israel. (II Reyes 1, 1)

  • Mesa, rey de Moab, era pastor, y pagaba en tributo al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros de lana. (II Reyes 3, 4)

  • Pero, al morir Ajab, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel. (II Reyes 3, 5)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina