Löydetty 178 Tulokset: muertos
Y felicito a los muertos porque ya están muertos, antes que a los vivos que todavía viven. (Eclesiastés 4, 2)
Esto es lo malo de todo lo que se hace bajo el sol: que sea una misma la suerte para todos. Y así el corazón del hombre se llena de malicia y concibe locuras durante su vida; y después... ¡con los muertos! (Eclesiastés 9, 3)
pues los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada y ya no reciben salario, porque su recuerdo está en el olvido. (Eclesiastés 9, 5)
Pues, después de esto, serán un cadáver despreciable y ludibrio para siempre entre los muertos. Porque los destrozará precipitándolos de cabeza y sin hablar; los arrancará de cuajo: serán totalmente asolados, sumergidos en la amargura y perecerá su memoria. (Sabiduría 4, 19)
El grito discordante de los enemigos les hacía eco, y se extendía la triste voz de los que lloraban a los hijos muertos. (Sabiduría 18, 10)
Todos sin excepción tenían muertos innumerables, heridos por un mismo género de muerte; y los vivos no bastaban para enterrarlos, ya que, en un instante, lo más noble de su linaje había sido destruido. (Sabiduría 18, 12)
medio muertos, tendidos por tierra acá y allá, declaraban la causa de su muerte; (Sabiduría 18, 18)
En efecto, estando celebrando todavía sus duelos funerarios y lamentándose sobre las tumbas de los muertos, ya concibieron otra idea absurda y se pusieron a perseguir como a fugitivos a los que habían suplicado que se fuesen. (Sabiduría 19, 3)
Y os dirán: Consultad a los espíritus de los adivinos que murmuran y susurran. ¿Un pueblo no debe consultar a sus dioses, y a sus muertos acerca de los vivos (Isaías 8, 19)
No queda más que doblegarse entre los prisioneros o sucumbir con los muertos. Y con todo no ha amainado su cólera, su brazo aún está extendido. (Isaías 10, 4)
oh llena de ruidos, villa estrepitosa, ciudad alborozada? Tus muertos no son víctimas de la espada ni caídos en el combate. (Isaías 22, 2)
Los muertos no revivirán, las sombras no resucitarán; porque los visitaste y aniquilaste, borrando todo recuerdo de ellos. (Isaías 26, 14)