Löydetty 716 Tulokset: nombre
Ella dijo: "Que el rey se digne pronunciar el nombre del Señor, su Dios, para que el vengador de sangre no aumente mi desgracia y no maten a mi hijo". Él respondió: "Vive el Señor, que no caerá en tierra ni un pelo de tu hijo". (II Samuel 14, 11)
Absalón, cuando todavía vivía, se había erigido un monumento en el Valle del Rey, porque pensaba: "Yo no tengo hijos para conservar el recuerdo de mi nombre". Y había puesto su nombre al monumento. Todavía hoy se llama "el monumento de Absalón". (II Samuel 18, 18)
Por eso, oh Señor, te alabaré entre las naciones, por eso cantaré en honor de tu nombre. (II Samuel 22, 50)
Asimismo los servidores del rey han ido a felicitar a nuestro señor, el rey David, diciendo: Ensalce tu Dios el nombre de Salomón más que tu nombre y engrandezca su trono más que tu trono. Y el rey ha hecho una inclinación reverente desde su lecho. (I Reyes 1, 47)
Sin embargo, el pueblo sacrificaba en las colinas, pues para entonces aún no había sido edificado un templo al nombre del Señor. (I Reyes 3, 2)
"Tú ya sabes cómo mi padre, David, no pudo construir la casa al nombre del Señor, su Dios, a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que el Señor puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies. (I Reyes 5, 17)
He decidido construir un templo a su nombre, tal como el Señor ordenó a mi padre, David: El hijo tuyo, que yo pondré en tu lugar sobre tu trono, ése construirá el templo a mi nombre. (I Reyes 5, 19)
Desde el día que saqué a mi pueblo de Egipto, no he escogido ninguna ciudad de entre las tribus de Israel para que se me construyera en ella un templo a mi nombre, sino que elegí a David para que estuviese al frente de mi pueblo Israel. (I Reyes 8, 16)
Pero el Señor le dijo: Has proyectado construir un templo a mi nombre, y has hecho bien en proyectarlo. (I Reyes 8, 18)
ten tus ojos noche y día fijos sobre este templo, sobre este lugar del que dijiste: mi nombre estará aquí; y escucha la plegaria que tu siervo haga en este lugar. (I Reyes 8, 29)
También al extranjero, que no es de tu pueblo Israel, si viene de tierras lejanas atraído por la fama de tu nombre, (I Reyes 8, 41)
porque se tendrá noticia de tu nombre grandioso, de la fuerza de tu mano y del poder de tu brazo; si viene a orar en este templo, (I Reyes 8, 42)