Löydetty 14 Tulokset: publicanos

  • Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? ¿No hacen eso mismo los publicanos? (Mateo 5, 46)

  • Y estando en su casa a la mesa, muchos publicanos y pecadores vinieron y se pusieron a la mesa con Jesús y sus discípulos. (Mateo 9, 10)

  • Los fariseos, al verlo, decían a los discípulos: "¿Por qué vuestro maestro come con los publicanos y pecadores?". (Mateo 9, 11)

  • Ha venido el hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Éste es un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría ha sido justificada con sus obras". (Mateo 11, 19)

  • ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?". Le contestaron: "El primero". Jesús dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas entrarán en el reino de Dios antes que vosotros. (Mateo 21, 31)

  • Porque Juan vino por el camino de la justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las prostitutas han creído en él. Pero vosotros, aun viendo esto, no os habéis arrepentido ni creído en él". (Mateo 21, 32)

  • Y estando en su casa a la mesa, muchos publicanos y pecadores se pusieron a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que lo seguían. (Marcos 2, 15)

  • Los maestros de la ley y los fariseos, al verlo comiendo con los pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: "¿Por qué come con publicanos y pecadores?". (Marcos 2, 16)

  • Acudieron también unos publicanos a bautizarse, y le dijeron: "Maestro, ¿qué tenemos que hacer nosotros?". (Lucas 3, 12)

  • Obsequió a Jesús con un gran convite en su casa; y había muchos publicanos y otras personas con ellos a la mesa. (Lucas 5, 29)

  • Los fariseos y los maestros de la ley murmuraban diciendo a sus discípulos: "¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?". (Lucas 5, 30)

  • Todo el pueblo que lo escuchó, incluso los publicanos, hicieron justicia a Dios recibiendo el bautismo de Juan. (Lucas 7, 29)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina