Löydetty 53 Tulokset: reinar

  • Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. Se fue sin ser llorado; lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en el panteón real. (II Crónicas 21, 20)

  • Tenía cuarenta y dos años cuando empezó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre, hija de Omrí, se llamaba Atalía. (II Crónicas 22, 2)

  • Mandó buscar a Ocozías, que fue alcanzado cuando iba a esconderse a Samaría. Se lo llevaron a Jehú, que lo mandó matar. Le dieron sepultura, pues se dijeron: "Es hijo de Josafat, que buscó al Señor con todo su corazón". En la casa de Ocozías no quedó nadie que fuera capaz de reinar. (II Crónicas 22, 9)

  • y toda la asamblea hizo en el templo de Dios un pacto con el rey. Yehoyadá les dijo: "Éste es el hijo del rey, el que debe reinar según lo establecido por el Señor respecto de los hijos de David. (II Crónicas 23, 3)

  • Amasías tenía veinticinco años cuando empezó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Yehoadán, de Jerusalén. (II Crónicas 25, 1)

  • Ozías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Yecolía, de Jerusalén. (II Crónicas 26, 3)

  • Tenía veinticinco años cuando empezó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. (II Crónicas 27, 8)

  • hace reinar la paz en tus fronteras y te sacia con la flor del trigo; (Salmos 147, 14)

  • De ellos brotó un vástago perverso, Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco, que había estado en Roma como rehén y comenzó a reinar el año 137 de la era de los griegos. (I Macabeos 1, 10)

  • Cuando Antíoco se percató de que su reinado estaba bien consolidado, concibió la idea de apoderarse también de Egipto para reinar en las dos naciones. (I Macabeos 1, 16)

  • Reinan aquellos a los que ellos ayudan a reinar y deponen a los que quieren. Tienen un inmenso poder. (I Macabeos 8, 13)

  • Trifón soñaba con reinar en Asia, ceñirse la corona y deshacerse del rey Antíoco. (I Macabeos 12, 39)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina