Löydetty 377 Tulokset: siete sellos

  • mojará el dedo en la sangre y hará siete aspersiones hacia el velo del santuario delante del Señor; (Levítico 4, 6)

  • mojará el dedo en la sangre y hará siete aspersiones hacia el velo del santuario delante del Señor; (Levítico 4, 17)

  • Hizo luego siete aspersiones sobre el altar, lo ungió y lo consagró con todos sus utensilios, la pila y su base. (Levítico 8, 11)

  • Durante siete días no saldréis de la entrada de la tienda de la reunión hasta que se cumplan los días de vuestra consagración, que son siete. (Levítico 8, 33)

  • Permaneceréis siete días y siete noches a la entrada de la tienda de la reunión. Cumplid la orden del Señor, y no moriréis. Ésta es la orden que yo he recibido". (Levítico 8, 35)

  • "Di a los israelitas: Cuando una mujer encinta dé a luz un varón, será impura durante siete días, impura como en el tiempo de su menstruación. (Levítico 12, 2)

  • Si la mancha reluciente es blanca, pero no está más profunda que el resto de la piel ni el pelo se ha vuelto blanco, el sacerdote aislará al enfermo durante siete días. (Levítico 13, 4)

  • El séptimo día lo examinará: si constata que la llaga sigue en su estado sin extenderse en la piel, lo tendrá aislado siete días más. (Levítico 13, 5)

  • Si la parte afectada no tiene el pelo blanco, ni la piel hundida y la mancha ha ido desapareciendo, aislará durante siete días al enfermo. (Levítico 13, 21)

  • Si el sacerdote no ve el pelo blanco ni la piel hundida, lo aislará durante siete días, (Levítico 13, 26)

  • Si en el reconocimiento de la llaga tiñosa el sacerdote no ve la piel hundida ni el pelo amarillento, aislará al enfermo durante siete días, (Levítico 13, 31)

  • el enfermo se rasurará, excepción hecha de las partes afectadas por la tiña, y el sacerdote lo aislará durante otros siete días, (Levítico 13, 33)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina