Löydetty 16 Tulokset: ungió

  • Moisés tomó el óleo de la unción y ungió y consagró la morada y todo lo que había en ella. (Levítico 8, 10)

  • Hizo luego siete aspersiones sobre el altar, lo ungió y lo consagró con todos sus utensilios, la pila y su base. (Levítico 8, 11)

  • Derramó el óleo de la unción sobre la cabeza de Aarón, lo ungió y lo consagró. (Levítico 8, 12)

  • Moisés lo inmoló y, tomando parte de su sangre, ungió con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, el dedo pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho. (Levítico 8, 23)

  • Hizo acercarse a los hijos de Aarón, y ungió con la sangre el lóbulo de su oreja derecha, el pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho. La sangre restante la derramó en torno del altar. (Levítico 8, 24)

  • Cuando Moisés acabó de levantar la tienda, la ungió con aceite y la consagró con todo su mobiliario, el altar y todos sus accesorios; (Números 7, 1)

  • Samuel prosiguió: "¿No es cierto que siendo tú bien poca cosa has llegado a ser jefe de todas las tribus de Israel? El Señor te ungió por rey de Israel. (I Samuel 15, 17)

  • Samuel tomó el cuerno del aceite y le ungió en presencia de sus hermanos. El espíritu del Señor se apoderó de David a partir de aquel día. Samuel se fue y volvió a Ramá. (I Samuel 16, 13)

  • Sadoc, el sacerdote, tomó del tabernáculo el cuerno del óleo y ungió a Salomón. Entonces se tocaron las trompetas y todo el pueblo gritó: "¡Viva el rey Salomón!". (I Reyes 1, 39)

  • Entonces Yehoyadá hizo salir al hijo del rey y le impuso la corona y las insignias, lo proclamó rey y lo ungió. Y todos aplaudieron y gritaron: "¡Viva el rey!". (II Reyes 11, 12)

  • Sus oficiales llevaron su cadáver en un carro, de Meguido a Jerusalén, y lo enterraron en su sepulcro. El pueblo ungió y proclamó rey en su lugar a su hijo Joacaz. (II Reyes 23, 30)

  • Moisés lo consagró y lo ungió con óleo santo. Fue para él un pacto eterno y para su descendencia cuanto durara el cielo, para servir al Señor, ejercer el sacerdocio y bendecir al pueblo en su nombre. (Eclesiástico 45, 15)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina