9. Ahora, Señor Dios, que se cumpla la promesa que le hiciste a mi padre David, ya que tú me has constituido rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra.





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina