Levítico, 16

16. Así purificará el santuario de las impurezas de los israelitas y de sus rebeldías en todos sus pecados. Lo mismo hará con la Tienda del Encuentro que mora con ellos en medio de sus impurezas.

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El Capítulo 16 de Levítico se ocupa de la ceremonia del Día de la Expiación, en la que el Sumo Sacerdote hizo una serie de ofrendas y purificaciones para expiar los pecados de la gente de Israel. Los versos seleccionados son:

Éxodo 30:10: "Y una vez al año, Aaron hará expiación en los fines del altar; con la sangre del pecado del pecado de la expiación, la expiación una vez al año para todas sus generaciones. Lo más santa para el Caballero. " Este versículo menciona la ofrenda del pecado de la expiación, que se utilizó el día de la expiación en Levítico 16.

Hebreos 9:7: "Pero solo el sumo sacerdote ingresa al segundo tabernáculo una vez al año, no sin sangre, que él ofrece por sí mismo y por los pecados de las personas que lo ignoraron". Este versículo se refiere al papel del sumo sacerdote el día de la expiación y la necesidad de que la sangre haya expedido por los pecados.

Levítico 4:6: "Y él hará la expiación por el pecado que ha cometido sobre el santuario, y hará expiación debido a la impureza de los hijos de Israel, y por sus transgresiones, y por todos sus pecados; por los Tienda de congregación que habita con ellos entre sus impurezas ". Este versículo habla sobre la necesidad de expiación por los pecados de la gente y la tienda de la congregación.

Hebreos 9:14: "Cuanto más la sangre de Cristo, que, por el Espíritu Eterno, se ofreció sin una mácula a Dios, ¿nuestra conciencia de las obras muertas purificará para servir al Dios vivo?" Este versículo menciona la purificación de la sangre de Cristo, que cumple con el papel de las ofertas de expiación en el Antiguo Testamento.

Levítico 16:34: "Y esto será para ti un estatus perpetuo, para hacer expiación a los hijos de Israel de todas sus transgresiones una vez al año". Este versículo refuerza la importancia de la ceremonia del Día de la Expiación como una práctica anual para expiar los pecados de la gente.