2. o bien, uno toca cualquier cosa impura, sea el cadáver de una fiera impura, o el de ganado impuro o el de un bicho impuro, y, aun sin darse cuenta, se hace así él mismo impuro y culpable;





“Desapegue-se daquilo que não é de Deus e não leva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina