1. No ofrecerás como sacrificio al Señor, tu Dios, animal, mayor o menor, que tenga una falta o defecto cualquiera, pues es aborrecible a sus ojos.





“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina