Trouvé 67 Résultats pour: Acuérdate

  • Acuérdate de esta gente, Dios mío, por haber manchado el sacerdocio y tu Alianza con los sacerdotes y levitas. (Nehemías 13, 29)

  • igual que para la ofrenda de leña a plazos fijos y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para mi bien! (Nehemías 13, 31)

  • Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame. Perdona mis pecados, así como el mal que hice por ignorancia. Perdona los pecados de mis padres que pecaron ante ti, (Tobías 3, 3)

  • Acuérdate de todos los peligros por los que pasó cuando te esperaba. Cuando muera, entiérrala junto a mí, en la misma tumba. (Tobías 4, 4)

  • Acuérdate siempre del Señor y no peques ni atropelles sus mandamientos. Practica la justicia toda tu vida y no salgas de sus caminos (Tobías 4, 5)

  • Le entregó, después, una copia de la condenación a muerte de los judíos, que había sido publicada en Susa, para que se la pasara a Ester y ésta la leyera. También le pedía a Ester que fuera a hablar con el rey para interceder por su pueblo y conseguir la revocación del edicto. «Acuérdate, le decía, de cuando vivías humildemente y de que yo te daba de comer con mi mano. Pues has de saber que Amán, el segundo del reino, le ha pedido al rey que nos condene a muerte. Invoca al Señor, habla por nosotros al rey, líbranos de la muerte.» (Ester 4, 8)

  • ¡Acuérdate, Señor, déjate ver por nosotros, ahora que sufrimos! Y a mí dame valor, rey de los dioses, tú que estás sobre toda autoridad. (Ester 14, 12)

  • Acuérdate que me amasaste como el barro ¿y ahora me harás volver al polvo? (Job 10, 9)

  • Acuérdate, pues, de ensalzar su obra, después que tantos hombres la alabaron. (Job 36, 24)

  • En tu verdad guía mis pasos, instrúyeme, tú que eres mi Dios y mi Salvador. Te estuve esperando todo el día, sé bueno conmigo y acuérdate de mí. (Salmos 25, 5)

  • Acuérdate que has sido compasivo y generoso desde toda la eternidad. (Salmos 25, 6)

  • No recuerdes las faltas ni los extravíos de mi juventud; pero acuérdate de mí según tu amor. (Salmos 25, 7)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre todo o bem que ela ainda pode fazer”. São Padre Pio de Pietrelcina