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El Señor contestó: «Imagínense a un administrador digno de confianza y capaz. Su señor lo ha puesto al frente de sus sirvientes y es él quien les repartirá a su debido tiempo la ración de trigo. (Evangelio según San Lucas 12, 42)
El que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes y el que no ha sido honrado en las cosas mínimas, tampoco será honrado en las cosas importantes. (Evangelio según San Lucas 16, 10)
Por lo tanto, si ustedes no han sido dignos de confianza en manejar el sucio dinero, ¿quién les va a confiar los bienes verdaderos? (Evangelio según San Lucas 16, 11)
Y si no se han mostrado dignos de confianza con cosas ajenas, ¿quién les confiará los bienes que son realmente nuestros? (Evangelio según San Lucas 16, 12)
Con este fin les envío a Timoteo, mi querido hijo, hombre digno de confianza en el Señor. El les recordará mis normas de vida cristiana, las mismas que enseño por todas partes y en todas las Iglesias. (1º Carta a los Corintios 4, 17)
Por eso enviamos con ellos a otro hermano, que nos dio en muchas ocasiones numerosas pruebas de su celo y que ahora se siente más entusiasta por la gran confianza que tiene en ustedes. (2º Carta a los Corintios 8, 22)
En él ahora nos acercamos a Dios con plena confianza, con la fe que él nos ha dejado. (Carta a los Efesios 3, 12)
Por lo demás, tengo confianza en el Señor que pronto podré ir personalmente. (Carta a los Filipenses 2, 24)
Tenemos absoluta confianza en el Señor de que seguirán haciendo lo que les mandamos, como ya lo hacen. (2º Carta a los Tesalonicenses 3, 4)
Doy gracias al que me da la fuerza, a Cristo Jesús, nuestro Señor, por la confianza que tuvo al hacer de mí su encargado. (1º Carta a Timoteo 1, 12)
Las mujeres igualmente sean respetables, no chismosas, sino serias y dignas de confianza. (1º Carta a Timoteo 3, 11)
y por el que ahora padezco esta nueva prueba. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he puesto mi confianza y estoy convencido de que tiene poder para guardarme hasta aquel día lo que deposité en sus manos. (2º Carta a Timoteo 1, 12)