Trouvé 34 Résultats pour: Iglesias

  • y que es además el que han designado las Iglesias para acompañarnos en esta obra bendita que organizamos para gloria del Señor, y también por convicción personal. (2º Carta a los Corintios 8, 19)

  • Ahí tienen, pues, a Tito, mi compañero y ayudante cerca de ustedes, y con él tienen a hermanos nuestros, delegados de las Iglesias, personas que son la gloria de Cristo. (2º Carta a los Corintios 8, 23)

  • Demuéstrenles que aman a sus hermanos y confirmen ante las Iglesias todo lo bien que les hablé de ustedes. (2º Carta a los Corintios 8, 24)

  • A otras Iglesias despojé, recibiendo de ellas el sustento para servirlos a ustedes. (2º Carta a los Corintios 11, 8)

  • Además de estas y otras cosas, pesa sobre mí la preocupación por todas las Iglesias. (2º Carta a los Corintios 11, 28)

  • ¿En qué pudieron ustedes sentirse inferiores a las demás Iglesias? Solamente en que no he sido una carga para ustedes. ¡Perdónenme esta ofensa! (2º Carta a los Corintios 12, 13)

  • yo y todos los hermanos que están conmigo saludamos a las Iglesias de Galacia. (Carta a los Gálatas 1, 2)

  • de manera que las Iglesias de Cristo en Judea no me conocían personalmente. (Carta a los Gálatas 1, 22)

  • De hecho, hermanos, les tocó imitar a las Iglesias de Dios en Judea, Iglesias de Cristo Jesús, pues han sido perseguidos por sus compatriotas del mismo modo que ellos lo fueron por los judíos. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 14)

  • Nosotros mismos hablamos de ustedes con orgullo en las Iglesias de Dios, porque se mantienen firmes y guardan su fe en medio de todas las persecuciones y pruebas que deben soportar. (2º Carta a los Tesalonicenses 1, 4)

  • Juan, a las siete Iglesias de Asia. Reciban gracia y paz de parte de Aquel que Es, que era y que viene, y de parte de los siete espíritus que están ante su trono, (Apocalipsis 1, 4)

  • «Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete Iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.» (Apocalipsis 1, 11)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina