Trouvé 496 Résultats pour: Libro de Reyes

  • Estos acontecimientos llegaron al oído de los reyes que vivían al oeste del Jordán, en la montaña, en la llanura y la costa del mar. (Josué 9, 1)

  • y con los dos reyes de los amorreos que reinaron en la parte oriental del Jordán, Sijón, rey de Jesbón, y Og, rey de Basán, que vivía en Astarot. (Josué 9, 10)

  • Se juntaron, pues, y subieron los cinco reyes de los amorreos, el de Jerusalén, el de Hebrón, el de Jerimot, el de Laquis y el de Eglón, cada uno con sus tropas. Acamparon frente a Gabaón y la sitiaron. (Josué 10, 5)

  • Los gabaonitas mandaron a decir a Josué al campamento de Guilgal: «No nos dejes solos, sino que ven hasta nosotros y ayúdanos, pues todos los reyes amorreos que habitan en la montaña se unieron en contra nuestra.» (Josué 10, 6)

  • Y el sol se detuvo y la luna se paró hasta que el pueblo hubo tomado desquite de sus enemigos. Así está escrito en el Libro del Justo. El sol se detuvo en medio del cielo y no se apresuró a ponerse casi un día entero. (Josué 10, 13)

  • Pero los cinco reyes habían huido y se escondieron en la cueva de Maquedá. (Josué 10, 16)

  • Se lo dijeron a Josué: «Hallamos a los cinco reyes; están escondidos en la cueva de Maquedá.» (Josué 10, 17)

  • Luego Josué ordenó: «Abran la entrada de la caverna, saquen a los cinco reyes y tráiganmelos.» (Josué 10, 22)

  • Lo hicieron, llevando a los cinco reyes ante la presencia de Josué: el rey de Jerusalén, el de Hebrón, el de Laquis, el de Jerimot y el rey de Eglón. (Josué 10, 23)

  • Josué reunió a todo Israel y dijo a los capitanes de las tropas: «Acérquense y pongan sus pies sobre el cuello de esos reyes.» Se acercaron, pues, y pusieron sus pies sobre el cuello de los reyes. (Josué 10, 24)

  • Al anochecer descolgaron los cuerpos de los reyes y los arrojaron en la misma cueva donde estaban escondidos y la cerraron con piedras grandes que todavía se ven hoy allí. (Josué 10, 27)

  • De esta forma Josué conquistó toda la parte de los cerros, el desierto de Negueb, el llano y las pendientes con sus reyes. No dejó ningún sobreviviente, sino que consagró en anatema a todo ser viviente, según Yavé lo había ordenado. (Josué 10, 40)


O maldito “eu” o mantém apegado à Terra e o impede de voar para Jesus. São Padre Pio de Pietrelcina