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  • Las gentes de todas las naciones se convertirán y conocerán al Dios verdadero, dejarán los ídolos que los lTobaron a sus errores y alabarán al Dios de la justicia. (Tobías 14, 6)

  • Nabucodonosor, indignado con todas aquellas naciones, juró por su trono y por su reino vengarse de todas ellas. (Judit 1, 12)

  • El veintidós de enero del año dieciocho, se trató en el palacio de Nabucodonosor, rey de Asiria, sobre la manera de vengarse de las otras naciones, tal como lo había anunciado. (Judit 2, 1)

  • El castigo nos alcanzará en medio de las naciones en que estemos como esclavos, y seremos maltratados por nuestros patrones. No habrá esperanza de que nuestra esclavitud se cambie en una suerte más feliz, sino que el Señor, nuestro Dios, la convertirá en deshonra. (Judit 8, 23)

  • Una vez recuperado, se arrodilló a los pies de Judit y le dijo: ¡Bendita seas en toda Judá y en todas las naciones, que, al oír tu nombre, quedarán asombradas! (Judit 14, 7)

  • ¡Ay de las naciones que atacan mi raza! El Omnipotente las castigará el día del juicio; pondrá fuego y gusanos en su carne, y llorarán de dolor eternamente. (Judit 16, 17)

  • Los dos dragones somos Amán y yo. Las naciones son aquellos que se organizaron para hacer desaparecer a la nación judía. (Ester 10, 8)

  • Mi pueblo es Israel, que clamó a Dios y fue escuchado. Sí, el Señor ha salvado a su pueblo; el Señor nos ha librado de todos estos males y Dios ha realizado una serie de milagros y maravillas como nunca se vieron en otras naciones. (Ester 10, 9)

  • En realidad, él trazó dos destinos, uno para su pueblo y otro para las demás naciones. (Ester 10, 10)

  • Ambos se cumplieron en la hora y fecha señalada, es decir, en el día en que él intervino en medio de todas las naciones. (Ester 10, 11)

  • Pero apenas las naciones oían estos rugidos, se organizaban para atacar a la nación de los buenos. (Ester 11, 6)

  • Aunque soy dueño del mundo entero y gobierno a incontables naciones, me he propuesto no dejarme llevar por el orgullo del poder y gobernar siempre con dulzura y bondad para que mis súbditos puedan gozar continuamente de una vida tranquila. Al mismo tiempo he procurado restaurar la paz deseada por todo el mundo, ofreciendo durante mi reinado los beneficios de la civilización y permitiendo el libre tráfico dentro de nuestras fronteras. (Ester 13, 2)


“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina