Trouvé 107 Résultats pour: Oriente

  • que reunió de todos los países del oriente y poniente, del norte y del sur. (Salmos 107, 3)

  • ¿Quién ha mandado desde el Oriente a aquel que se topa con la victoria a cada paso? ¿Quién le entrega las naciones y le somete los reyes? Su espada los convierte en polvo y las flechas de su arco los dispersan como paja. (Isaías 41, 2)

  • Lo he despertado en el norte, y ha venido, desde el oriente ha sido llamado por su nombre. Ha pisoteado a los jefes como al barro, como el alfarero pisa la arcilla. (Isaías 41, 25)

  • para que todos sepan, del oriente al poniente, que nada existe fuera de mí. (Isaías 45, 6)

  • Los del Occidente han conocido su Nombre, y los del Oriente, su Gloria, pues llega como un torrente encajonado, empujado por un soplo de Yavé. (Isaías 59, 19)

  • Como si fuera el viento de oriente, los desparramaré frente al enemigo. La espada y no la cara les mostraré, en el día de su calamidad. (Jeremías 18, 17)

  • Esto dice Yavé respecto de Quedar y los reinos de Jasor derrotados por Nabucodonosor: ¡Levántense y suban a Quedar y dejen en la ruina a los hijos de Oriente! (Jeremías 49, 28)

  • Jerusalén, mira al oriente y contempla la alegría que te viene de Dios. (Baruc 4, 36)

  • Vuelven, están aquí los hijos que viste partir; vuelven reunidos de oriente y occidente a la voz del Santo, gozosos de la gloria de Dios. (Baruc 4, 37)

  • Levántante, Jerusalén, ponte en lo alto, mira al oriente y ve a tus hijos reunidos del oriente al poniente por la voz del Santo, felices porque Dios se acordó de ellos. (Baruc 5, 5)

  • La Gloria de Yavé se levantó desde el centro de la ciudad; se elevó y se detuvo en la montaña que está al oriente de la ciudad. (Ezequiel 11, 23)

  • Pues bien, por eso, te voy a entregar en manos de los hijos de Oriente; vendrán a acampar en tu tierra, en ella instalarán sus tiendas, comerán tus frutos y tomarán tu leche. (Ezequiel 25, 4)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina