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pasa por Kafet delante de la Arabá, hacia el norte, y desciende a la Arabá. Hacia el norte se extiende más allá de Bet-Hagla; y termina en la extremidad septentrional del mar Salado, en la desembocadura del Jordán que mira al sur. Esta es la frontera del sur, mientras (Josué 18, 19)
Romet, Enganim, Enjada y Betpases. De ahí la frontera pasa al Tabor, a Sajesima (Josué 19, 21)
Pero los danitas se volvieron y dijeron a Miqueas: «¿Qué te pasa para gritar así?» (Jueces 18, 23)
Respondió: «Me han quitado a mis dioses, que yo me había hecho, y a mi sacerdote. Ustedes se van, y a mí ¿qué me queda? Y encima me preguntan: ¿Qué te pasa?» (Jueces 18, 24)
Y comieron juntos. Se levantaron para marcharse, el marido con su concubina y su siervo, pero su suegro le dijo: «Mira que ya está anocheciendo. Pasa aquí la noche y recréate. Mañana de madrugada te irás y volverás a tu casa.» (Jueces 19, 9)
y le dijo: «¿Qué te pasa, hijo del rey, que te veo cada día más de caído? ¿Por qué no me lo dices?» Amnón le res pondió: «Estoy enamorado de Tamar, hermana de mi hermano Absalón.» (2 Samuel 13, 4)
El rey le preguntó: «¿Qué te pasa?» «Soy viuda, pues mi esposo murió. Yo, tu sierva, tenía dos hijos. (2 Samuel 14, 5)
Todo esto lo hizo para disimular el asunto. Pero mi señor tiene la sabiduría de un ángel de Dios y sabe todo lo que pasa sobre la tierra.» (2 Samuel 14, 20)
Una vez que se marcharon los servidores de Absalón, los otros salieron del pozo y fueron a informar al rey David: «Levántate y pasa rápidamente el Jordán, porque éste es el consejo que ha dado Ajitofel contra ustedes.» (2 Samuel 17, 21)
La dama dijo entonces a su marido: «Mira, este hombre que siempre pasa por nuestra casa es un santo varón de Dios. (2 Reyes 4, 9)
Jehú salió para reunirse con los oficiales del rey. Ellos le dijeron: «¿Qué pasa? ¿Para qué te ha llamado ese loco?» Respondió Jehú: «Ustedes conocen a ese hombre y saben por qué vino.» (2 Reyes 9, 11)
El hombre salió a su encuentro y les dijo: «El rey me pidió preguntarles si hay alguna novedad.» Jehú le contestó: «No te preocupes por la novedad. Pasa detrás de mí y sígueme.» Al instante, el guardia avisó: «El mensajero ha llegado donde ellos, pero no vuelve.» (2 Reyes 9, 18)