Trouvé 276 Résultats pour: Salomón

  • pues Faraón, rey de Egipto, había subido y se había apoderado de Gazer, la incendió y mató a todos los cananeos que habitaban en la ciudad y se la dio en herencia a su hija, la esposa de Salomón. (1 Reyes 9, 16)

  • todas las ciudades de aprovisionamiento que tenía Salomón, las ciudades de los carros de guerra y las de las tropas de a caballo, y todo cuanto Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra de su dominio. (1 Reyes 9, 19)

  • Pero Salomón no empleó a ningún israelita como esclavo para construir sus obras, sino que ellos eran sus hombres de guerra, sus oficiales y sus jefes, sus escuderos, jefes de sus carros y de su caballería. (1 Reyes 9, 22)

  • Los capataces que estaban al frente de las obras de Salomón y mandaban a la mano de obra requisada eran quinientos cincuenta. (1 Reyes 9, 23)

  • Después de terminada la Casa, tres veces al año Salomón ofrecía holocaustos y sacrificios de comunión en el altar que había edificado a Yavé, y hacía subir ante él el humo del sacrificio. (1 Reyes 9, 25)

  • Salomón mandó también construir una flota en Asiongaber, que está cerca de Elat, a orillas del mar Rojo, en la tierra de Edom. (1 Reyes 9, 26)

  • Hiram envió a esta flota algunos de sus marineros, conocedores del mar, con la gente de Salomón. (1 Reyes 9, 27)

  • Llegaron a Ofir y trajeron de allí cuatrocientos talentos de oro, que llevaron al rey Salomón. (1 Reyes 9, 28)

  • La reina de Saba había tenido noticias de la fama de Salomón y vino a preguntarle sobre cuestiones muy difíciles. (1 Reyes 10, 1)

  • Llegó, pues, a Jerusalén con un gran número de camellos cargados de perfumes y de gran cantidad de oro y joyas. Cuando estuvo en la presencia de Salomón, ella le expuso todas sus dudas, (1 Reyes 10, 2)

  • y Salomón aclaró todos sus problemas. No hubo misterio que el rey no pudiera aclarar. (1 Reyes 10, 3)

  • La reina de Saba presenció la vida fastuosa de Salomón; vio la casa que se había edificado, (1 Reyes 10, 4)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.”(Pe Pio) São Padre Pio de Pietrelcina