Trouvé 125 Résultats pour: Subió

  • entonces Abimelec subió al monte Salmón con toda su tropa y tomando un hacha en sus manos cortó una rama de árbol, la alzó echándosela al hombro y dijo a la tropa que lo acompañaba: (Jueces 9, 48)

  • Cuando subió de Egipto, Israel caminó por el desierto hasta el mar de las cañas y llegó a Cadés. (Jueces 11, 16)

  • Y sucedió esto a la vista de Manoaj y su esposa: cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el Angel de Yavé subió también en la llama. Al verlo, Manoaj y su mujer cayeron rostro en tierra. (Jueces 13, 20)

  • Subió a decírselo a su padre y a su madre: «He visto en Timná una mujer filistea; tómenla para mí para que sea mi esposa.» (Jueces 14, 2)

  • Luego el espíritu de Yavé lo tomó: bajó a Ascalón y mató allí a treinta hombres. Tomó sus despojos y entregó las mudas a los que habían acertado la adivinanza; luego, muy enojado, subió a la casa de su padre. (Jueces 14, 19)

  • Entonces se dijeron: «¿Cuál es la tribu de Israel que no subió ante Yavé en Mizpá?» Y vieron que nadie de Jabés de Galaad había venido al campamento para la asamblea. (Jueces 21, 8)

  • Después de un año, Elcaná, con toda su familia, subió a ofrecer a Yavé el sacrificio anual y a cumplir su voto, (1 Samuel 1, 21)

  • pero Ana no subió, sino que dijo a su marido: «No iré hasta que el niño haya dejado de mamar. Entonces lo llevaré para presentarlo a Yavé, y se quedará allí para siempre.» (1 Samuel 1, 22)

  • Con esto se retiró Samuel. El resto del pueblo que quedaba subió con Saúl a juntarse con los demás combatientes que había en Guibea. (1 Samuel 13, 15)

  • Subió Jonatán, ayudándose de pies y manos, y su escudero lo seguía. Caían los filisteos ante Jonatán, y los remataba su escudero, que lo iba siguiendo. (1 Samuel 14, 13)

  • David subió de allí, y se estableció en los refugios de Engadí (o sea, «Fuente del Cabrito»). (1 Samuel 24, 1)

  • David, pues, subió allí con sus dos esposas, Ajinoam, de Jezrael, y Abigaíl, la mujer de Nabal, de Carmelo. (2 Samuel 2, 2)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina