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  • sus calles entonarán cantos de alegría, y dirán todos sus habitantes: ¡Aleluya! Bendito sea Dios que te glorificó para siempre. (Tobías 13, 18)

  • A su regreso, rogaba al Dios de Israel que encaminara sus pasos para alegría de todo su pueblo. (Judit 12, 8)

  • Respondió Judit: «¿Quién soy yo para oponerme a mi señor? Todo lo que agrade a sus ojos lo haré con gusto, y eso será para mí motivo de alegría hasta el día de mi muerte.» (Judit 12, 14)

  • Le dijo, pues: «Bebe y participa de nuestra alegría.» (Judit 12, 17)

  • Al terminar, todo el pueblo dio gritos de alegría, que se escucharon en toda la ciudad. (Judit 14, 9)

  • Mardoqueo salió del palacio real, vestido con un traje de rey, de púrpura violeta y lino blanco, con una gran corona de oro en su cabeza y un manto de seda y púrpura. Cuando el decreto fue publicado en Susa, la ciudad se estremeció de alegría. (Ester 8, 15)

  • En todos los lugares donde fueron conocidas las disposiciones del decreto real, los judíos saltaban de alegría y regocijo, y tuvieron banquetes y fiestas. Mucha gente pagana de distintas regiones se hicieron judíos, pues éstos les infundían mucho miedo. (Ester 8, 17)

  • Por eso, los días catorce y quince del mes de Adar serán, en adelante, días de reunión, de alegría y de fiesta delante de Dios para su pueblo Israel, desde ahora y para siempre.» El año cuarto del reinado de Tolomeo y Cleopatra, Dositeo, que se decía sacerdote y levita, junto con su hijo Tolomeo, trajeron la presente carta sobre los Purim, diciendo que era auténtica y que había sido traducida por Lisímaco, hijo de Tolomeo, que vivía en Jerusalén. (Ester 10, 13)

  • Escucha mi plegaria, mira con bondad a este pueblo y cambia nuestra pena en alegría para que así podamos, ¡oh Señor!, entonar alabanzas a tu Nombre. No dejes que se cierre para siempre la boca de los que ahora te alaban.» (Ester 13, 17)

  • Desde que cambió mi situación hasta el día de hoy, no he tenido momentos de alegría sino en ti, Señor, Dios de Abraham. (Ester 14, 18)

  • Que sea triste aquella noche, impenetrable a los gritos de alegría. (Job 3, 7)

  • Tu boca aún se llenará de risa, se verá en tus labios la alegría. (Job 8, 21)


“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina