Trouvé 411 Résultats pour: columnas del templo

  • Al saberlo, los habitantes de la torre de Siquem se metieron en el subterráneo del templo de El-Berit. (Jueces 9, 46)

  • «Traigan a Sansón para que nos divierta.» Lo trajeron de la cárcel y lo colocaron entre las columnas, y él los estuvo divirtiendo. (Jueces 16, 24)

  • Sansón dijo entonces al muchacho que lo llevaba de la mano: «Guíame para que pueda tocar las columnas en las que descansa la casa y así consiga apoyarme en ellas.» (Jueces 16, 26)

  • Sansón palpó las dos columnas centrales sobre las que descansaba la casa, se apoyó en ellas con su brazo derecho y con el izquierdo y gritó: (Jueces 16, 29)

  • Verán a sus rivales bendiciendo a Israel desde el Templo, y ellos no llegarán a ancianos. (1 Samuel 2, 32)

  • Aún no estaba apagada la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el Templo de Yavé, donde se encontraba el Arca de Dios. (1 Samuel 3, 3)

  • Allí la pusieron en el templo de Dagón, colocándola junto al ídolo de Dagón. (1 Samuel 5, 2)

  • Por eso, hasta el día de hoy los que entran en su templo en Asdod, no pisan el umbral del templo. (1 Samuel 5, 5)

  • A la mañana siguiente Saúl dispuso a su gente en tres columnas, que penetraron en el campamento antes que amaneciera. Hubo lucha hasta el mediodía. Los amonitas fueron derrotados y los que pudieron escaparon cada uno por su cuenta. (1 Samuel 11, 11)

  • Cundió el terror en el campamento de los filisteos, en el campo y en el pueblo. También el pelotón de avanzada y las columnas que saqueaban el campo se atemorizaron. La tierra se estremeció y se produjo un pánico extraordinario. (1 Samuel 14, 15)

  • Colocaron las armas de Saúl en el templo de Astarté y colgaron su cuerpo en el muro de Betsán. (1 Samuel 31, 10)

  • Este día, David dijo: «El que quiera atacar a los jebuseos, que suba por el túnel del agua, pues aborrezco a esos cojos y ciegos.» Por eso dice el proverbio: «No entrarán en el Templo ni cojos ni ciegos.» (2 Samuel 5, 8)


“Não abandone sua alma à tentação, diz o Espírito Santo, já que a alegria do coração é a vida da alma e uma fonte inexaurível de santidade.” São Padre Pio de Pietrelcina