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Hagamos la guerra al que nos reprende porque violamos la Ley; nos recuerda cómo fuimos educados y nos echa en cara nuestra conducta. (Sabiduría 2, 12)
A una vida tan recta, se la imita cuando se la ve y se la echa de menos cuando desaparece: en la eternidad recibe la corona de gloria porque triunfó en combates perfectos. (Sabiduría 4, 2)
El insensato echa a perder una buena obra con sus críticas, el regalo de un hombre mezquino hace que se llenen de lágrimas los ojos. (Sirácides (Eclesiástico) 18, 18)
Si un hombre instruido escucha una palabra sabia, la aprecia y le añade otra; si un bueno para nada la oye, le disgusta y se la echa a sus espaldas. (Sirácides (Eclesiástico) 21, 15)
¡Ea, vamos! Diviértete y alegra tu corazón; echa lejos de ti la tristeza, porque la tristeza perdió a muchos y no sirve para nada. (Sirácides (Eclesiástico) 30, 23)
Echa la mitad al fuego, pone a asar la carne sobre las brasas, y cuando está listo, se come el asado hasta quedar satisfecho. Al mismo tiempo, se calienta y dice: «Me caliento mientras miro las llamas.» (Isaías 44, 16)
Lo juro por mi Nombre, pues de mi boca sólo sale la verdad y si hablo, la palabra no se echa atrás: «Ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua jurará por mí, diciendo: (Isaías 45, 23)
El que amontona riquezas injustamente es como la perdiz que se echa sobre huevos ajenos; tendrá que dejarlas, en la mitad de su vida, y al final no será más que un insensato. (Jeremías 17, 11)
Por eso, así habla Yavé: Los habitantes de Jerusalén son como la madera de parra que se echa al fuego junto con los árboles silvestres. (Ezequiel 15, 6)
Pero Yavé me ordenó: «Echa en los cofres del Templo ese precio tan alto en que ellos me han valorado.» Tomé las monedas y las deposité en la alcancía del Templo de Yavé. (Zacarías 11, 13)
Y si Dios viste así el pasto del campo, que hoy brota y mañana se echa al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué poca fe tienen! (Evangelio según San Mateo 6, 30)
Todo árbol que no da buenos frutos se corta y se echa al fuego. (Evangelio según San Mateo 7, 19)