Trouvé 451 Résultats pour: pecado

  • Y como comen de los animales que mi pueblo ofrece por el pecado, les conviene que mi pueblo siga pecando. (Oseas 4, 8)

  • El orgullo de Israel lo condena. Israël y Efraím están en crisis a causa de su pecado. (Oseas 5, 5)

  • El pecado de Efraím y la malicia de Samaria han quedado de manifiesto, pues no actuaron con sinceridad. En la casa entra el ladrón, en los caminos asalta la pandilla. (Oseas 7, 1)

  • Ha llegado la hora de rendir cuentas; ha llegado la hora del desquite: ¡que todo Israel lo sepa! Los profetas serán como locos y los inspirados ya no sabrán qué decir, pues, así como fue grande tu pecado, enorme será tu desastre. (Oseas 9, 7)

  • Si Galaad no es más que pecado, ellos no son más que mentira; en Guilgal ofrecen sus sacrificios a los terneros; por eso sus altares no serán más que piedras esparcidas en el campo. (Oseas 12, 12)

  • La falta de Efraím es mantenida en reserva y se guarda en un lugar seguro su pecado. (Oseas 13, 12)

  • Preparen sus palabras y vuelvan a Yavé para decirle: «¡Quita el pecado y acepta lo bueno, que esta confesión nuestra reemplace cualquier ofrenda! (Oseas 14, 3)

  • Jacob es el culpable de todo esto, y los hijos de Israel con sus pecados. ¿Cuál es el delito de Jacob? ¿No es Samaria? ¿Cuál es el pecado de Judá? ¿No es Jerusalén? (Miqueas 1, 5)

  • Yo, al contrario, estoy lleno del espíritu de Yavé. El me da celo por la justicia, me llena de fuerza y de ánimo para denunciar a Jacob su pecado, para descubrir las faltas de Israel. (Miqueas 3, 8)

  • ¿O le gustarán miles de carneros y torrentes de aceite? ¿O será necesario que sacrifique a mi hijo mayor para pagar mi culpa, al fruto de mis entrañas por mi pecado?» (Miqueas 6, 7)

  • y quito el pecado del país en un solo día. (Zacarías 3, 9)

  • «¿Qué es eso?», le pregunté. «Es un cajón para pesar grano, me contestó. Representa el pecado que todos cometen en el país.» (Zacarías 5, 6)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina