Trouvé 53 Résultats pour: veinticinco

  • Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre era Joadán, de Jerusalén. (2 Reyes 14, 2)

  • Jotam tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar y reinó dieciséis años en Jerusalén; su madre era Jerusa, hija de Sadoc. (2 Reyes 15, 33)

  • Tenía entonces veinticinco años y su reinado en Jerusalén duró veintinueve años. Su madre era Abí, hija de Zacarías. (2 Reyes 18, 2)

  • Joaquim tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar y reinó once años en Jerusalén. Su madre era Zobida, hija de Pedaías, de Ruma. Hizo lo que desagrada a Yavé, imitando a sus padres. (2 Reyes 23, 36)

  • Josafat reinó sobre Judá. Tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar y reinó veinticinco años en Jerusalén. Su madre Azubá era hija de Silji. (2 Crónicas 20, 31)

  • Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar. Reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre Yahadán era de Jerusalén. (2 Crónicas 25, 1)

  • Jotam tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Su madre Jerubá era hija de Sadoq. (2 Crónicas 27, 1)

  • Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. (2 Crónicas 27, 8)

  • Ezequías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Abía, hija de Zacarías. (2 Crónicas 29, 1)

  • Y a Joacaz, su hermano, lo llevó preso a Egipto. Joaquim tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. (2 Crónicas 36, 5)

  • rodeó esta ciudad con una muralla de piedras talladas de metro y medio de ancho y tres de largo. La muralla tenía treinta y cinco metros de alto y veinticinco de ancho. (Judit 1, 2)

  • Su esposa y sus amigos lo aconsejaron entonces: «Manda preparar una horca de unos veinticinco metros de alto y mañana temprano le pides al rey que haga colgar de ella a Mardoqueo. Así podrás ir sin problemas al banquete que te tienen ofrecido.» Le pareció buena la idea a Amán y mandó que levantaran una horca. (Ester 5, 14)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina