Trouvé 1652 Résultats pour: Adán hasta Noé

  • Pero se les oscureció el entendimiento, y ese mismo velo permanece hasta el día de hoy en la lectura del Antiguo Testamento, porque es Cristo el que lo hace desaparecer. (II Corintios 3, 14)

  • Sí, hasta el día de hoy aquel velo les cubre la inteligencia siempre que leen a Moisés. (II Corintios 3, 15)

  • Nosotros, por nuestra parte, no nos gloriamos más allá de lo debido, sino que usamos la medida que Dios mismo nos ha fijado al hacernos llegar hasta ustedes. (II Corintios 10, 13)

  • En consecuencia, de buena gana entregaré lo que tengo y hasta me entregaré a mí mismo, para el bien de ustedes. Si yo los amo tanto, ¿no seré amado en la misma medida? (II Corintios 12, 15)

  • Los demás judíos lo imitaron, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por su simulación. (Gálatas 2, 13)

  • Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Ella fue añadida para multiplicar las transgresiones, hasta que llegara el descendiente de Abraham, a quien estaba destinada la promesa; y fue promulgada por ángeles, a través de un mediador. (Gálatas 3, 19)

  • Así, la Ley fue nuestro preceptor hasta la llegada de Cristo, para que fuéramos justificados por la fe. (Gálatas 3, 24)

  • En efecto, hasta la edad fijada por su padre, está bajo la dependencia de sus tutores y administradores. (Gálatas 4, 2)

  • ¡Hijos míos, por quienes estoy sufriendo nuevamente los dolores del parto hasta que Cristo sea formado en ustedes! (Gálatas 4, 19)

  • En cuanto a los agitadores, ojalá que llegaran hasta la mutilación total. (Gálatas 5, 12)

  • hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo. (Efesios 4, 13)

  • pensando en la colaboración que prestaron a la difusión del Evangelio, desde el comienzo hasta ahora. (Filipenses 1, 5)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina