Trouvé 43 Résultats pour: Horno

  • Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed Negó. El rey tomó la palabra y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual. (Daniel 3, 19)

  • Luego ordenó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed Negó, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente. (Daniel 3, 20)

  • Entonces estos tres, con sus mantos, sus calzados, sus gorros y toda su ropa, fueron atados y arrojados dentro del horno de fuego ardiente. (Daniel 3, 21)

  • Como la orden del rey era perentoria y el horno estaba muy encendido, la llamarada mató a los hombres que habían llevado a Sadrac, Mesac y Abed Negó. (Daniel 3, 22)

  • En cuanto a estos tres, Sadrac, Mesac y Abed Negó, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiente. (Daniel 3, 23)

  • Los servidores del rey, que los habían arrojado en el horno, no cesaban de alimentar el fuego con betún, resina, estopa y sarmientos. (Daniel 3, 46)

  • La llama se elevaba hasta veinticinco metros por encima del horno, (Daniel 3, 47)

  • y al extenderse, abrasó a los caldeos que se hallaban alrededor del horno. (Daniel 3, 48)

  • Pero el Ángel del Señor bajó al horno al mismo tiempo que Azarías y sus compañeros; alejó del horno la llama de fuego (Daniel 3, 49)

  • y produjo en medio del horno como una brisa, una frescura de rocío, de manera que el fuego no los tocó para nada ni les causó daño ni tormento. (Daniel 3, 50)

  • Entonces los tres, a una sola voz, se pusieron a celebrar, a glorificar y a bendecir a Dios dentro del horno, diciendo: (Daniel 3, 51)

  • Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente y, tomando la palabra, dijo: "Sadrac, Mesac y Abed Negó, servidores del Dios Altísimo, salgan y vengan". Y Sadrac, Mesac y Abed Negó salieron de en medio del fuego. (Daniel 3, 93)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina