Trouvé 56 Résultats pour: décima plaga

  • y una décima parte por cada uno de los siete corderos. (Números 29, 10)

  • y una décima parte por cada uno de los catorce corderos. (Números 29, 15)

  • Fueron ellas las que, por instigación de Balaam, indujeron a los israelitas a ser infieles al Señor en el incidente de Peor, y por eso la comunidad del Señor fue azotada por la plaga. (Números 31, 16)

  • Cada año deberás separar la décima parte de todo lo que hayan producido tus sembrados, (Deuteronomio 14, 22)

  • Al cabo de tres años, deberás separar la décima parte de todo lo producido ese año, y lo depositarás en la puerta de tu ciudad. (Deuteronomio 14, 28)

  • El bastardo no será admitido en la asamblea del Señor, ni siquiera en la décima generación. (Deuteronomio 23, 3)

  • El amonita y el moabita no serán jamás admitidos en la asamblea del Señor, ni siquiera en la décima generación. (Deuteronomio 23, 4)

  • El tercer año, el año del diezmo, cuando tomes la décima parte de tus cosechas y se la des al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, a fin de que ellos puedan comer en tus ciudades hasta saciarse, (Deuteronomio 26, 12)

  • "¿Qué reparación debemos ofrecerle?", preguntaron los filisteos. Ellos respondieron: "Cinco tumores de oro y cinco ratones de oro, uno por cada uno de los príncipes filisteos. Porque la misma plaga la han padecido ustedes y ellos. (I Samuel 6, 4)

  • y dijo: "¿Por qué mi señor, el rey, viene a ver a su servidor?". David respondió: "Para comprarte esta era y erigir en ella un altar al Señor. Así esta plaga dejará de abatirse sobre el pueblo". (II Samuel 24, 21)

  • Allí David erigió un altar y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. El Señor aplacó su ira y la plaga cesó de abatirse sobre Israel. (II Samuel 24, 25)

  • Cuando haya hambre en el país, o haya peste, quemazón o plaga en los sembrados, langosta o pulgón; cuando el enemigo lo tenga sitiado en alguna de sus ciudades, o sobrevenga un flagelo o epidemia, (I Reyes 8, 37)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina