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Luego dijo a Jeroboám: "Toma para ti diez pedazos, porque así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo voy a desgarrar el reino que Salomón tiene en su mano, y te daré las diez tribus. (I Reyes 11, 31)
quitaré el reino de manos de su hijo y te lo daré a ti. A ti te daré diez tribus (I Reyes 11, 35)
Toma contigo diez panes, unas tortas y un tarro de miel, y ve a su casa: él te va a anunciar qué le sucederá a nuestro hijo". (I Reyes 14, 3)
El rey de Arám respondió: "Está bien, ve, y yo enviaré una carta al rey de Israel". Naamán partió llevando consigo diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez trajes de gala, (II Reyes 5, 5)
Por eso el Señor no le dejó a Joacaz más que un ejército de cincuenta jinetes, diez carros de guerra y mil hombres de a pie. Porque el rey de Arám había hecho perecer a los demás, y los había reducido a polvo que se pisotea. (II Reyes 13, 7)
Amasías derrotó a los edomitas en el valle de la Sal, en número de diez mil, y tomó por asalto la Roca, a la que llamó Iocteel, nombre que conserva hasta el día de hoy. (II Reyes 14, 7)
El trigésimo noveno año de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Menajém, hijo de Gadí, y reinó diez años en Samaría. (II Reyes 15, 17)
Isaías respondió: "Esta es la señal que te da el Señor para confirmar la palabra que ha pronunciado: ¿La sombra debe avanzar diez grados o retroceder diez grados?". (II Reyes 20, 9)
Ezequías respondió: "Es fácil para la sombra adelantar diez grados, pero no que los retroceda". (II Reyes 20, 10)
El profeta invocó al Señor, y él hizo que la sombra retrocediera los diez grados que había descendido, en el reloj de sol de Ajaz. (II Reyes 20, 11)
Deportó a todo Jerusalén, a todos los jefes y a toda la gente rica -diez mil deportados- además de todos los herreros y cerrajeros: sólo quedó la gente más pobre del país. (II Reyes 24, 14)
El noveno año del reinado de Sedecías, el día diez del décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó con todo su ejército contra Jeru-salén; acampó frente a la ciudad y la cercaron con una empalizada. (II Reyes 25, 1)