Trouvé 897 Résultats pour: espada del Espíritu

  • Capturó vivo a Agag, rey de Amalec, y consagró al exterminio a todo el pueblo, pasándolos al filo de la espada. (I Samuel 15, 8)

  • Pero Samuel dijo: "Como tu espada ha dejado sin hijos a tantas mujeres, así tu madre quedará sin su hijo entre las mujeres". Y descuartizó a Agag delante del Señor, en Guilgal. (I Samuel 15, 33)

  • Samuel tomó el frasco de óleo y lo ungió en presencia de sus hermanos. Y desde aquel día, el espíritu del Señor descendió sobre David. Samuel, por su parte, partió y se fue a Ramá. (I Samuel 16, 13)

  • El espíritu del Señor se había retirado de Saúl, y lo atormentaba un mal espíritu, enviado por el Señor. (I Samuel 16, 14)

  • Sus servidores le dijeron: "Un mal espíritu de Dios no deja de atormentarte. (I Samuel 16, 15)

  • Basta que nuestro señor lo diga, y los servidores que te asisten buscarán un hombre que sepa tocar la cítara. Así, cuando te asalte el mal espíritu de Dios, él tocará la cítara, y tú te sentirás aliviado". (I Samuel 16, 16)

  • Y cuando un espíritu de Dios asaltaba a Saúl, David tomaba la cítara y tocaba. Saúl se calmaba y se sentía aliviado, y el mal espíritu se retiraba de él. (I Samuel 16, 23)

  • Después, David se ciñó la espada de Saúl por encima de su indumentaria, e hizo un esfuerzo para poder caminar, porque no estaba entrenado. Entonces David dijo a Saúl: "No puedo caminar con todas estas cosas porque no estoy entrenado". Y David se las quitó. (I Samuel 17, 39)

  • David replicó al filisteo: "Tú avanzas contra mí armado de espada, lanza y jabalina, pero yo voy hacia ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de las huestes de Israel, a quien tú has desafiado. (I Samuel 17, 45)

  • Y toda esta asamblea reconocerá que el Señor da la victoria sin espada ni lanza. Porque esta es una guerra del Señor, y él los entregará en nuestras manos". (I Samuel 17, 47)

  • Así venció David al filisteo con la honda y una piedra; le asestó un golpe mortal, sin tener una espada en su mano. (I Samuel 17, 50)

  • David fue corriendo y se paró junto al filisteo; le agarró la espada, se la sacó de la vaina y lo mató, cortándole la cabeza. Al ver que su héroe estaba muerto, los filisteos huyeron. (I Samuel 17, 51)


“Amemos ao próximo. Custa tão pouco querer bem ao outro.” São Padre Pio de Pietrelcina