Trouvé 27 Résultats pour: nieve

  • reparte la nieve como lana y esparce la escarcha como ceniza. (Salmos 147, 16)

  • el rayo, el granizo, la nieve, la bruma, y el viento huracanado que obedece a sus órdenes. (Salmos 148, 8)

  • Trifón dispuso toda su caballería para ir, pero aquella noche cayó tanta nieve que no pudo avanzar. Por eso partió y se fue a Galaad. (I Macabeos 13, 22)

  • Como frescura de nieve en tiempo de cosecha es el emisario fiel para aquel que lo envía: él reconforta el ánimo de su señor. (Proverbios 25, 13)

  • Como nieve en verano y lluvia en la cosecha, así de mal le sienta la gloria al insensato. (Proverbios 26, 1)

  • La nieve y el hielo resistían al fuego sin derretirse, a fin de que supieran que solamente los frutos de los enemigos eran destruidos por el fuego que ardía en medio del granizo y fulguraba bajo la lluvia; (Sabiduría 16, 22)

  • A una orden suya cae la nieve, y él lanza los rayos que ejecutan sus decretos; (Eclesiástico 43, 13)

  • Como bandada de pájaros, él esparce la nieve y, al bajar, ella se posa como la langosta; el resplandor de su blancura deslumbra los ojos y el espíritu se embelesa al verla caer. (Eclesiástico 43, 18)

  • Vengan, y discutamos -dice el Señor-: Aunque sus pecados sean como la escarlata, se volverán blancos como la nieve; aunque sean rojos como la púrpura, serán como la lana. (Isaías 1, 18)

  • Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, (Isaías 55, 10)

  • ¿Abandona las cuestas rocosas la nieve del Líbano? ¿Se agotan las aguas de las montañas, frescas y fluyentes? (Jeremías 18, 14)

  • Sus jóvenes eran más puros que la nieve, más blancos que la leche; sus cuerpos, más rojizos que el coral, su figura, un zafiro. (Lamentaciones 4, 7)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina