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  • a la piedad, el espíritu fraternal, y al espíritu fraternal, el amor. (II Pedro 1, 7)

  • Me parece justo que los mantenga despiertos, recordándoles esto mientras yo viva en esta tienda de campaña, (II Pedro 1, 13)

  • Hermanos míos, ustedes están prevenidos. Manténganse en guardia, no sea que, arrastrados por el extravío de los que hacen el mal, pierdan su firmeza. (II Pedro 3, 17)

  • En cuanto a los ángeles que no supieron conservar su preeminencia y abandonaron su propia morada, el Señor los tiene encadenados eternamente en las tinieblas para el Juicio del gran Día. (Judas 1, 6)

  • y sálvenlos librándolos del fuego. En cuanto a los demás, tengan piedad de ellos, pero con cuidado, aborreciendo hasta la túnica contaminada por su cuerpo. (Judas 1, 23)

  • sus pies, bronce fundidoen el crisol; y su voz era como el estruendo de grandes cataratas. (Apocalipsis 1, 15)

  • Al ver esto, caí a sus pies, como muerto, pero él, tocándome con su mano derecha, me dijo: «No temas: yo soy el Primero y el Último, el Viviente. (Apocalipsis 1, 17)

  • Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior. Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu candelabro de su lugar preeminente. (Apocalipsis 2, 5)

  • Arrepiéntete, o iré en seguida para combatirlos con la espada de mi boca". (Apocalipsis 2, 16)

  • El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al vencedor, le daré de comer el maná escondido, y también le daré una piedra blanca, en la que está escrito un nombre nuevo que nadie conoce fuera de aquel que lo recibe». (Apocalipsis 2, 17)

  • Escribe al Ángel de la Iglesia de Tiatira: «El Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llamas de fuego y los pies semejantes al bronce fundido, afirma: (Apocalipsis 2, 18)

  • Por eso, la arrojaré en un lecho de dolor, y someteré a sus compañeros de adulterio a una prueba terrible, si no se arrepienten de sus obras, (Apocalipsis 2, 22)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina