Trouvé 282 Résultats pour: profeta Isaías

  • Entonces el profeta Ageo y el profeta Zacarías, hijo de Idó, comenzaron a profetizar a los judíos de Judea y de Jerusalén, en nombre del Dios de Israel que velaba sobre ellos. (Esdras 5, 1)

  • Los ancianos de los judíos llevaron adelante la obra, bajo el impulso del profeta Ageo y de Zacarías, hijo de Idó. Así terminaron la construcción, conforme a la orden del Dios de Israel y a los decretos de Ciro y Darío. (Esdras 6, 14)

  • de los hijos de Elám: Isaías, hijo de Atalías, con 70 hombres; (Esdras 8, 7)

  • Además, nos enviaron a Jasabías, de los hijos de Merarí, junto con su hermano Isaías y con sus hijos: en total, veinte hombres; (Esdras 8, 19)

  • Los hijos de Benjamín eran: Salú, hijo de Mesulám, hijo de Ioed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maaseías, hijo de Itiel, hijo de Isaías, (Nehemías 11, 7)

  • recordando las palabras del profeta Amós contra Betel: "Sus fiestas se convertirán en duelo y todos sus cantos en lamentaciones". (Tobías 2, 6)

  • Cuando el profeta Natán lo visitó, después que aquel se había unido a Betsabé. (Salmos 51, 2)

  • y depositaron sus piedras sobre la montaña del Templo, en un lugar conveniente, hasta que surgiera un profeta y resolviera lo que había que hacer con ellas. (I Macabeos 4, 46)

  • Supo también que los judíos y los sacerdotes habían decidido que Simón fuera su jefe y Sumo Sacerdote vitalicio, hasta que surgiera un profeta digno de fe; (I Macabeos 14, 41)

  • Consta en los archivos que el profeta Jeremías ordenó a los deportados que tomaran fuego, como ya se ha indicado, (II Macabeos 2, 1)

  • y que el profeta, después de entregarles la Ley, les mandó que no olvidaran los preceptos del Señor, ni se desviaran al ver los ídolos de oro y plata y la pompa que los rodeaba. (II Macabeos 2, 2)

  • Se decía en el escrito cómo el profeta, advertido por un oráculo, mandó llevar con él la Carpa y el Arca, y cómo partió hacia la montaña donde Moisés había subido para contemplar la herencia de Dios. (II Macabeos 2, 4)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina