Trouvé 1198 Résultats pour: purificación después del parto
Después de ser maltratados e insultados en Filipos, como ya saben, Dios nos dio la audacia necesaria para anunciarles su Buena Noticia en medio de un penoso combate. (I Tesalonicenses 2, 2)
Después nosotros, los que aún vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos al cielo, sobre las nubes, al encuentro de Cristo, y así permaneceremos con el Señor para siempre. (I Tesalonicenses 4, 17)
Cuando la gente afirme que hay paz y seguridad, la destrucción caerá sobre ellos repentinamente, como los dolores del parto sobre una mujer embarazada, y nadie podrá escapar. (I Tesalonicenses 5, 3)
Porque primero fue creado Adán, y después Eva. (I Timoteo 2, 13)
Los pecados de algunas personas son tan notorios que no necesitan ser llevados a juicio; los de otras, en cambio, sólo se descubren después. (I Timoteo 5, 24)
En cuanto a los que crean facciones, después de una primera y segunda advertencia, apártate de ellos: (Tito 3, 10)
Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, (Hebreos 1, 1)
Él es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. Él sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo. (Hebreos 1, 3)
¿quiénes son los que se rebelaron después de haberlo escuchado? ¿No son todos aquellos que salieron de Egipto conducidos por Moisés? (Hebreos 3, 16)
Por eso, Dios nuevamente fija un día -un hoy- cuando muchos años después, dice por boca de David las palabras ya citadas: Si hoy escuchan su voz, no endurezcan su corazón. (Hebreos 4, 7)
Porque si Josué hubiera introducido a los israelitas en ese Reposo, Dios no habría hablado después acerca de otro día. (Hebreos 4, 8)
Él no tiene necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados, y después por los del pueblo. Esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. (Hebreos 7, 27)