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  • Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es. (I Juan 3, 2)

  • Y ahora te ruego, Señora - y no es que te escriba un mandamiento nuevo, sino el que tenemos desde el comienzo - que nos amemos unos a otros. (II Juan 1, 5)

  • Queridos, tenía yo mucho empeño en escribiros acerca de nuestra común salvación y me he visto en la necesidad de hacerlo para exhortaros a combatir por la fe que ha sido transmitida a los santos de una vez para siempre. (Judas 1, 3)

  • al Dios único, nuestro Salvador, por medio de Jesucristo, nuestro Señor, gloria, majestad, fuerza y poder antes de todo tiempo, ahora y por todos los siglos. Amén. (Judas 1, 25)

  • sus pies parecían de metal precioso acrisolado en el horno; su voz como voz de grandes aguas. (Apocalipsis 1, 15)

  • el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la Muerte y del Hades. (Apocalipsis 1, 18)

  • Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi Palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. (Apocalipsis 3, 3)

  • Ya que has guardado mi recomendación de ser paciente, también yo te guardaré de la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo entero para probar a los habitantes de la tierra. (Apocalipsis 3, 10)

  • Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca. (Apocalipsis 3, 16)

  • Ya no tendrán hambre ni sed; ya nos les molestará el sol ni bochorno alguno. (Apocalipsis 7, 16)

  • Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo, como una media hora... (Apocalipsis 8, 1)

  • Abrió el pozo del Abismo y subió del pozo una humareda como la de un horno grande, y el sol y el aire se oscurecieron con la humareda del pozo. (Apocalipsis 9, 2)


“A mulher forte é a que tem temor de Deus, a que mesmo à custa de sacrifício faz a vontade de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina