Trouvé 189 Résultats pour: Judas Macabeo

  • El rey parlamentó por segunda vez con los de Bet Sur, dio y tomó la mano y luego se retiró. Atacó a las tropas de Judas, y fue vencido. (II Macabeos 13, 22)

  • Prestó buena acogida a Macabeo y dejó a Hegemónides como estratega desde Tolemaida hasta la región de los guerraínos. (II Macabeos 13, 24)

  • Después de tres años de intervalo, los hombres de Judas supieron que Demetrio, hijo de Seleuco, había atracado en el puerto de Trípoli con un fuerte ejército y una flota, (II Macabeos 14, 1)

  • Respondió: «Los judíos llamados asideos, encabezados por Judas Macabeo, fomentan guerras y rebeliones, para no dejar que el reino viva en paz. (II Macabeos 14, 6)

  • pues mientras Judas subsista, le es imposible al Estado alcanzar la paz.» (II Macabeos 14, 10)

  • En cuanto él dijo esto, los demás amigos que sentían aversión hacia lo de Judas, se apresuraron a encender más el ánimo de Demetrio. (II Macabeos 14, 11)

  • con órdenes de hacer morir a Judas, dispersar a todos sus hombres y restablecer a Alcimo como sumo sacerdote del más grande de los templos. (II Macabeos 14, 13)

  • Los gentiles de Judea, fugitivos de Judas, se unieron en masa a Nicanor, imaginándose que las desgracias y reveses de los judíos serían sus propios éxitos. (II Macabeos 14, 14)

  • Simón, hermano de Judas, había entablado combate con Nicanor, pero, a causa de la repentina llegada de los enemigos, sufrió un ligero revés. (II Macabeos 14, 17)

  • Pero con todo, Nicanor, al tener noticia de la bravura de los hombres de Judas y del valor con que combatían por su patria, temía resolver la situación por la sangre. (II Macabeos 14, 18)

  • Judas dispuso en lugares estratégicos hombres armados, preparados para el caso de que se produjera alguna repentina traición de parte enemiga. Tuvieron la entrevista en buen acuerdo. (II Macabeos 14, 22)

  • Siempre tenía a Judas consigo; sentía una cordial inclinación hacia este hombre. (II Macabeos 14, 24)


“Nossa Senhora está sempre pronta a nos socorrer, mas por acaso o mundo a escuta e se emenda?” São Padre Pio de Pietrelcina