Trouvé 315 Résultats pour: dinero del templo

  • Llamó entonces el rey Joás al sacerdote Yehoyadá y a los sacerdotes y les dijo: «¿Por qué no hacéis las reparaciones de la Casa? Así que no recibiréis el dinero de vuestras amistades, sino que lo daréis para la reparación de la Casa.» (II Reyes 12, 8)

  • Los sacerdotes consintieron en no tomar dinero del pueblo ni hacer reparaciones en la Casa. (II Reyes 12, 9)

  • El sacerdote Yehoyadá tomó un cofre, hizo un agujero en la tapa y lo puso junto a la estela, a la derecha según se entra en la Casa de Yahveh, y los sacerdotes que custodiaban el umbral depositaban en él todo el dinero ofrecido a la Casa de Yahveh. (II Reyes 12, 10)

  • Entregaban el dinero contado en manos de los que hacían el trabajo, los encargados de la Casa de Yahveh; éstos lo empleaban en los carpinteros y constructores que trabajaban en la Casa de Yahveh, (II Reyes 12, 12)

  • Pero no se hacían para la Casa de Yahveh ni fuentes de plata, ni cuchillos, ni acetres, ni trompetas, ni objetos de oro o plata con el dinero ofrecido a la Casa de Yahveh, (II Reyes 12, 14)

  • No se pedían cuentas a los hombres en cuyas manos se ponía el dinero para que lo dieran a los que hacían el trabajo, porque trabajaban con fidelidad. (II Reyes 12, 16)

  • El dinero por la expiación y el dinero por el pecado no era entregado a la Casa de Yahveh; era para los sacerdotes. (II Reyes 12, 17)

  • Menajem exigió el dinero a Israel, a todos los notables, que habían de dar al rey de Asiria cincuenta siclos de plata cada uno. Entonces se volvió el rey de Asiria y no se detuvo allí en el país. (II Reyes 15, 20)

  • Ezequías entregó todo el dinero que se encontró en la Casa de Yahveh y en los tesoros de la casa del rey. (II Reyes 18, 15)

  • Y sucedió que estando él postrado en el templo de su dios Nisrok, sus hijos Adrammélek y Saréser le mataron a espada y se pusieron a salvo en el país de Ararat. Su hijo Asarjaddón reinó en su lugar. (II Reyes 19, 37)

  • «Sube donde Jilquías, sumo sacerdote, para que funda el dinero llevado a la Casa de Yahveh y que los guardianes del umbral han recogido del pueblo, (II Reyes 22, 4)

  • Pero no se les pida cuentas del dinero que se pone en sus manos porque se portan con fidelidad.» (II Reyes 22, 7)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina