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Con todas mis fuerzas he preparado, con destino a la Casa de mi Dios, el oro para los objetos de oro, la plata para los de plata, el bronce para los de bronce, el hierro para los de hierro, y la madera para los de madera; piedras de ónice y de engaste, piedras brillantes y de varios colores, toda suerte de piedras preciosas y piedras de alabastro en abundancia. (I Crónicas 29, 2)
y dieron para el servicio de la Casa de Dios 5.000 talentos de oro, 10.000 dáricos, 10.000 talentos de plata, 18.000 talentos de bronce y 100.000 talentos de hierro. (I Crónicas 29, 7)
El altar de bronce que había hecho Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, estaba también allí delante de la Morada de Yahveh. Fueron, pues, Salomón y la asamblea para consultarle. (II Crónicas 1, 5)
Subió Salomón allí, al altar de bronce que estaba ante Yahveh, junto a la Tienda del Encuentro, y ofreció sobre él mil holocaustos. (II Crónicas 1, 6)
Envíame, pues, un hombre diestro en trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, la púrpura escarlata, el carmesí y la púrpura violeta, y que sepa grabar; estará con los expertos que tengo conmigo en Judá y en Jerusalén, y que mi padre David ya había preparado. (II Crónicas 2, 6)
es hijo de una danita, y su padre es de Tiro. Sabe trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, la piedra y la madera, la púrpura escarlata, la púrpura violeta, el lino fino y el carmesí. Sabe también hacer toda clase de grabados y ejecutar cualquier obra que se le proponga, a una con tus artífices y los artífices de mi señor David, tu padre. (II Crónicas 2, 13)
Construyó también un altar de bronce de veinte codos de largo, veinte codos de ancho y diez codos de alto. (II Crónicas 4, 1)
Construyó también el atrio de los sacerdotes y el atrio grande con sus puertas, revistiendo las puertas de bronce. (II Crónicas 4, 9)
los ceniceros, las paletas y los acetres. Todos estos utensilios los hizo Juram Abí para el rey Salomón, para la Casa de Yahveh, de bronce bruñido. (II Crónicas 4, 16)
Salomón fabricó todos estos utensilios en tan enorme cantidad que no se pudo calcular el peso del bronce. (II Crónicas 4, 18)
Salomón había hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, cinco codos de ancho, y tres codos de alto, que había colocado en medio del atrio; poniéndose sobre él se arrodilló frente a toda la asamblea de Israel. Y extendiendo sus manos hacia el cielo, (II Crónicas 6, 13)
Salomón consagró el interior del patio, que está delante de la Casa de Yahveh, pues ofreció allí los holocaustos y las grasas de los sacrificios de comunión, ya que el altar de bronce que había hecho Salomón no podía contener el holocausto, la oblación y las grasas. (II Crónicas 7, 7)