Trouvé 225 Résultats pour: Alegría

  • que mi lengua se me pegue al paladar, si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén por encima de mi propia alegría. (Salmos 137, 6)

  • Que los fieles se alegren de su gloria, y en sus lechos griten de alegría; (Salmos 149, 5)

  • Jerusalén estaba despoblada como un desierto. Ninguno de sus hijos entraba o salía. El templo estaba profanado, extranjeros habitaban en la ciudadela, convertida en morada de gentiles. La alegría de Jacob ya no existía, ni la flauta ni la cítara se oían. (I Macabeos 3, 45)

  • y celebraron con alegría la dedicación del altar, ofreciendo durante ocho días holocaustos y sacrificios de acción de gracias. (I Macabeos 4, 56)

  • Judas, sus hermanos y toda la asamblea de Israel acordaron festejar con alegría la dedicación del altar cada año, a su tiempo, durante ocho días, a partir del 25 de quisleu. (I Macabeos 4, 59)

  • Con gozo y alegría subieron al monte Sión y ofrecieron holocaustos por haber vuelto felizmente y sin bajas. (I Macabeos 5, 54)

  • cercar el lugar, decretó que fuera sagrado, y fue día de alegría, (II Macabeos 1, 34)

  • Los judíos bendecían al Señor, que había glorificado su santuario y había llenado de gozo y alegría aquel templo, poco antes inundado de temor y de turbación, por la extraordinaria manifestación de Dios. (II Macabeos 3, 30)

  • Harás bien si envías embajadores para estipular la paz, a fin de que, sabiendo nuestra voluntad real, estén contentos y puedan dedicarse con alegría a sus propios intereses". (II Macabeos 11, 26)

  • Quedó con esto cada uno armado, no con escudos y lanzas, sino con palabras alentadoras. Confirmó todo esto narrándoles un sueño digno de fe, que a todos les llenó de alegría. (II Macabeos 15, 11)

  • Terminada la batalla, y mientras volvían llenos de alegría, vieron que el mismo Nicanor yacía en tierra muerto, con toda su armadura. (II Macabeos 15, 28)

  • Ven, embriaguémonos de amor hasta la mañana, gocemos de la alegría del placer, (Proverbios 7, 18)


“Seja paciente nas aflições que o Senhor lhe manda.” São Padre Pio de Pietrelcina