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  • A la mañana siguiente se levantaron de madrugada y se prestaron juramento mutuamente. Isaac los despidió, y ellos se fueron en paz. (Génesis 26, 31)

  • si mi padre me palpa, se dará cuenta de que le estoy engañando, y yo atraería sobre mí una maldición en lugar de la bendición". (Génesis 27, 12)

  • Esaú continuó: "No por nada se llama Jacob; ya me ha suplantado dos veces. Se alzó con mi primogenitura, y ahora se ha llevado mi bendición". Y añadió: "¿No tienes ya bendición para mí?". (Génesis 27, 36)

  • Isaac llamó a Jacob, le bendijo y le dio esta orden: "No te cases con una cananea. (Génesis 28, 1)

  • Esaú vio que Isaac había bendecido a Jacob y le había enviado a Padán Arán para que se casara allí, y que al bendecirle le había dado esta orden: "No te cases con una cananea"; (Génesis 28, 6)

  • Esaú comprendió que las cananeas eran mal vistas por su padre Isaac; (Génesis 28, 8)

  • se fue donde Ismael y, además de las que ya tenía, tomó por mujer a Majalat, hija de Ismael, el hijo de Abrahán, hermana de Nebayot. (Génesis 28, 9)

  • Se levantó muy de mañana, tomó la piedra que había puesto por cabecera, la levantó a modo de estela y derramó aceite sobre ella. (Génesis 28, 18)

  • Miró y vio un pozo en medio del campo, junto al cual sesteaban tres rebaños de ovejas, porque en él solían abrevar los ganados; pero en la boca del pozo había una piedra muy grande. (Génesis 29, 2)

  • Por eso los pastores juntaban primero todos sus rebaños, luego quitaban la piedra y, una vez abrevado el ganado, la volvían a su sitio. (Génesis 29, 3)

  • Él les dijo: "Todavía es muy de día, y no es hora de retirar el ganado; abrevad las ovejas y llevadlas a pastar". Ellos respondieron: (Génesis 29, 7)

  • A la mañana siguiente Jacob se dio cuenta que era Lía, y dijo a Labán: "¿Qué es lo que me has hecho? ¿No te he servido yo por Raquel? ¿Por qué me has engañado?". (Génesis 29, 25)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina